A pesar de todo... Sí a la Vida

A pesar de todo... Sí a la Vida
Te ofrecemos un ámbito cálido y confiable para abrir el corazón,

donde la sinceridad se convierte en actitud esencial.

Un espacio dónde con esfuerzo y paciencia podremos llegar a la aceptación, a reconstruír el vínculo con ese hijo que hoy se constituye como presencia distinta.

Con la esperanza de lograr una vida digna.



sábado, 27 de marzo de 2010

INAUGURACIÓN ESCUELITA DE FÚTBOL MUNICIPAL "NORBERTO O. CARRUEGA"

Una mañana muy emotiva vivimos hoy en Recreo dónde José (Cacho para los amigos) y Norma inauguraron una Escuelita de Fútbol con el nombre de su hijo Norberto (Betito) en la plazoleta que también lleva su nombre. Con la presencia de muchos niños de diferentes escuelitas de fùtbol de nuestra ciudad con sus camisetas coloridas, gente del barrio, autoridades municipales y policiales quedó oficialmente inaugurada la escuelita dónde los niños de Recreo de bajos recursos podrán compartir muchas jornadas deportivas. Norma y Cacho descubrieron un cartel con el nombre de la escuelita en memoria de su hijo, bajo el lema: "A PESAR DE TODO SÍ A LA VIDA, CONFRATERNIDAD DEPORTIVA Y MUCHO AMOR POR LO QUE HACEMOS"
Cacho pronunció unas palabras muy emotivas y culminó las mismas con la conocida frase para los papás de Renacer de Vìktor Frankl: "EL HOMBRE QUE SE LEVANTA DE SU DOLOR PARA AYUDAR A OTRO SER HUMANO TRASCIENDE COMO SER HUMANO".
Verdaderamente fue un momento muy emotivo en medio de un día radiante de sol y de niños jugando en las hamacas de la placita.
Luego los diferentes "equipos" de fútbol de las escuelitas presentes se dirigieron a las canchitas a jugar el deporte que los convocó.
Un grupo de papàs de Renacer Santa Fe estuvimos presentes dándole nuestro apoyo a Norma y Cacho en este día tan importante. Muchas gracias también a todos los que hicieron llegar sus saludos a través de mensajes de texto, llamadas telefónicas, e mails, etc.

viernes, 26 de marzo de 2010

NO TODO TERMINA CUANDO UN HIJO SE VA...

“Para Renacer no hay, realmente, una fórmula, nosotros siempre pensamos que hay que alentar el pensamiento positivo y amoroso de los papás que van ingresando y hacerles ver que todavía en su vidas hay un horizonte pleno de posibilidades para que ellos elijan como vivir su vida y que cada uno tiene que hacer su mejor esfuerzo y que la responsabilidad de cómo vivimos nuestra vida es siempre nuestra, desde el primer día.


El desafío para nosotros, no es lamentar lo perdido, sino encontrar los nuevos caminos que se abren a partir de esa pérdida; nuevos caminos de esperanza, de amor, de solidaridad, de compasión, de tratar de ser mejores. Ese es el desafío al que nos enfrentamos todos los días de nuestra vida.

No todo termina cuando se va un hijo, más bien, muchas cosas comienzan cuando se va un hijo.

La tarea es descubrir que es lo que comienza en la vida después que se va un hijo.

En el futuro están todas las posibilidades, de las cuales tenemos que elegir aquellas que tengan sentido.

¿Cuáles son las posibilidades con sentido?

Aquellas que sean buenas para mí, buenas para los que me rodean y buenas para la vida; si no cumplen la triple condicionalidad, no es una elección plena de sentido.

Sepan que es así, debemos abrirnos a esas posibilidades, tenemos que abrir los ojos, abrir el corazón y abrir la mente para descubrir que detrás de este dolor que hoy muchos de ustedes están sintiendo, sepan que ahí no se agota todo.

Al sentir esperanza, no estamos negando que las cosas sean como “parecen ser”, simplemente estamos afirmando que en ese “parecer ser” no se agota todo lo que esas cosas son.

La vida tiene tesoros para descubrir y cada uno de ustedes puede descubrirlos, pero depende de cada uno de ustedes.

En cada uno de nosotros está la semilla que debe germinar y ser regada cada día, la semilla de la comprensión, de la solidaridad, del abrazo fraterno, del olvidarme de mí para pensar en el otro, para pensar en el bien común.

Nosotros tenemos para dar cosas valiosas por la vida y tenemos en nombre de quien darlas, porque podemos darlas en nombre de nuestro hijo y hacer que el recuerdo de nuestro hijo perdure en la vida.

De esa manera, muy de a poquito, podemos lograr cambios perdurables, ya no sólo en nosotros mismos, sino a través de esta actitud, en la comunidad en la que vivimos.

No va a ser con lágrimas que vamos a demostrar cuanto los amamos o los extrañamos, es a través del amor que demostremos, a través del amor que demos.

Está bien llorar, pero hay un tiempo para llorar, no se puede llorar eternamente, porque si se llora eternamente se destruye la familia, se alejan los amigos, los otros hijos pronto se alejan también de nosotros; sería una serie de pérdidas sucesivas, no solamente la pérdida del hijo, otras pérdidas que vendrán después, eso es lo que nosotros tratamos de evitar ofreciendo un camino.

En los grupos se les muestra a los padres que hay un tiempo de llorar, pero también hay un tiempo de levantar la frente y caminar por la vida con dignidad, haciéndose responsable por la manera en que cada uno de nosotros vivimos nuestra vida.

Si el resultado de la muerte de un hijo, es hacer una persona más solidaria, más compasiva, más receptiva al dolor y al sufrimiento de los demás, entonces, su muerte no habrá sido en vano.

Estamos en Renacer porque queremos aprender a vivir de una manera que incluya amorosamente a nuestros hijos, que recupere el recuerdo amoroso de nuestros hijos sin lágrimas, que podamos hablar de ellos sin lágrimas y que cuando nos toque partir no nos haya quedado nada sin hacer, no nos haya quedado amor por dar.

A Renacer no voy a dar tristeza, llanto, bronca o rabia, pues si voy a dar algo en memoria de mi querido hijo, tengo que dar algo hermoso, y lo único que tengo para dar es amor; todavía podemos sentir y dar amor en nombre de los hijos que no están.

Renacer ofrece la posibilidad de hacer una transformación interior, un crecimiento interior si tú así lo eliges hacer, pues, como siempre, depende de tu elección y es tu responsabilidad.

Para llegar a la meta es necesario tener en primer término fe en el camino que se va a iniciar y en el proceso, luego dar el primer paso y finalmente perseverar. Si alguno de esos pasos no se cumple no llegaremos a ningún lado.

Vemos a personas que de acuerdo a muchos estándares podrían estar destruidas porque han sufrido la tragedia, que representa el peor de los miedos para las personas que tienen hijos, es decir, la realidad de haber perdido un hijo y, sin embargo, se levantan, se hacen solidarias, compasivas, ayudan a otro papá o a otra mamá que ha pasado por la misma experiencia de vida tan dolorosa, mostrándoles que hay un camino más allá del dolor y colaboran para que la comunidad en la que viven sea un mejor lugar para vivir.

La clave es que tanto sufrimiento no debe ser estéril, porque la verdadera tragedia sería no sólo haber perdido un hijo, sino, que habiéndolo perdido, elegir morirme con él.

De un sufrimiento extremo como éste podemos aprender tanto, pues se abren caminos inesperados que jamás hubiéramos pensado que se nos iban a presentar.

Hacer el esfuerzo de ponerme de pie y saber que de mí depende como yo viva mi vida, como yo viva cada día de mi vida y de las respuestas que dé a las preguntas, a interrogantes y duros planteos que la vida nos hace.

Como yo responda a cada uno de esos interrogantes me va definiendo como persona y van a hacer de mí, finalmente, lo máximo que puedo llegar a ser como persona.

Pensamos que es a través del sufrimiento que nos modelamos, como es que a través del fuego se va haciendo la obra del orfebre.

Podemos lograr una transformación interior que al principio ni siquiera soñábamos que podíamos lograr.

Renacer ofrece un camino positivo, amoroso y que tiene que ver con transformar el dolor, ese dolor tan increíble, transformarlo en amor, porque más fuerte que el dolor es el amor por el hijo.

Nosotros podemos sentir el dolor de su ausencia, pero mucho más fuerte que el dolor de la ausencia del hijo, es el amor hacia ese hijo.

Lo que estamos tratando de hacer, es de convertir nuestro dolor en amor, porque el dolor puede pasar, el dolor va a pasar si sabemos canalizarlo positivamente, pero el amor siempre queda.

Finalmente quisiéramos decirles a todos los papás, que sepan que se puede, que la partida de ese ser tan amado no signifique el fin de nuestra vida, que signifique el comienzo de un camino que tiene que ver con el servicio, tiene que ver con el dar mi mano y en ese dar mi mano al otro ser que sufre, mi propio dolor va desapareciendo, va disolviéndose.

Son los caminos luminosos de los que hablamos.”

Gustavo Berti-Alicia Schneider Berti

HOY LES OFRECEMOS UNO DE LOS POEMAS MÁS VINCULADOS A LA "RESILIENCIA"

NO TE RINDAS!!!

No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,


Aceptar tus sombras,


Enterrar tus miedos,


Liberar el lastre,


Retomar el vuelo.


No te rindas que la vida es eso,


Continuar el viaje,


Perseguir tus sueños,


Destrabar el tiempo,


Correr los escombros,


Y destapar el cielo.


No te rindas, por favor no cedas,


Aunque el frío queme,


Aunque el miedo muerda,


Aunque el sol se esconda,


Y se calle el viento,


Aún hay fuego en tu alma


Aún hay vida en tus sueños.


Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo


Porque lo has querido y porque te quiero


Porque existe el vino y el amor, es cierto.


Porque no hay heridas que no cure el tiempo.


Abrir las puertas,


Quitar los cerrojos,


Abandonar las murallas que te protegieron,


Vivir la vida y aceptar el reto,


Recuperar la risa,


Ensayar un canto,


Bajar la guardia y extender las manos


Desplegar las alas


E intentar de nuevo,


Celebrar la vida y retomar los cielos.


No te rindas, por favor no cedas,


Aunque el frío queme,


Aunque el miedo muerda,


Aunque el sol se ponga y se calle el viento,


Aún hay fuego en tu alma,


Aún hay vida en tus sueños


Porque cada día es un comienzo nuevo,


Porque esta es la hora y el mejor momento.


Porque no estás solo, porque yo te quiero.

NUNCA SEREMOS LAS MISMAS PERSONAS

“Cuando las circunstancias no pueden ser cambiadas, el sufrimiento le da un nuevo sentido a nuestras vidas, frente a nosotros mismos, frente a nuestros hijos, frente a la comunidad, frente a la vida, frente a la muerte, frente a Dios o como cada uno lo sienta, a partir de ahí, podemos aceptar nuestra vida tal como es y vivirla con coraje, no escapándose de ella, no ocultándose de ella, enfrentándola con valentía. Al atravesar una conmoción existencial, como es la pérdida de un hijo, no podemos seguir siendo los mismos, algo en nosotros ha cambiado para siempre; la vida se ha invertido como un guante de goma que se saca dando vuelta sobre sí mismo y somos otra persona distinta, nunca más las mismas personas y una vez más tenemos que elegir. De pronto, al darnos cuenta de esto uno se dice: “tengo que sufrir, no puedo evitarlo”, pero ¿puedo elegir cómo sufrir? ¿Es lo mismo sufrir dignamente, que sufrir miserablemente? ¿Es lo mismo caminar por la vida buscando monedas en el suelo, que caminar con la frente alta? No Hay un tiempo de sufrir, pero aun sufriendo, sabemos que podemos sufrir miserablemente o sufrir con dignidad.Esa es una elección que puedo hacer yo hoy, cuando acabo de enterrar a mi hijo: sufrir con dignidad o sufrir miserablemente. ¿Qué clase de persona vamos a ser? No quedan más que dos caminos, o soy mejor persona o soy peor persona; si alguien conoce otra posibilidad quisiera que lo diga, no conocemos otras opciones. ¿Voy a dejar que mi dolor maneje el auto de mi vida y vivir como un “zombie” sentado, dejando que mi dolor maneje mi vida? Entonces se nos plantea el problema de la propia responsabilidad ¿Qué hago de mi vida de aquí en más? Siempre será nuestra responsabilidad có mo viviremos nuestra vida, cómo la viviremos cada día. Cada día me levanto y puedo elegir lo que cada día voy a hacer de mi vida; soy yo quien voy a proponerme llorar, porque el llanto es lo que yo siento por mi hijo, o voy a levantarme con deseos de hacer algo en su homenaje que no sean las lágrimas. Si uno basa el trayecto de su vida de acá en más en el amor, si cada día de mi vida yo me levanto haciendo ese esfuerzo extraordinario que significa, aún en esos primeros tiempos, de despertarse y saber que me despierto sin mi hijo, pero sabiendo también que por amor a él, y si me quedan otros hijos, también por amor a ellos, yo tengo que ponerme de pie con dignidad. Tengo que iniciar ese día y cada día de mi vida con proyectos de vida que incluya a otros seres que sufren. Cuando los padres comienzan a darse cuenta que nunca una persona que ha perdido un hijo volverá a ser la misma, que algo cambia para siempre, es aquí donde Renacer le abre el camino al análisis de la propia existencia.La respuesta es siempre la misma: el salto hacia nuestra dimensión espiritual, donde encontraremos los recursos necesarios para reinsertarnos en la sociedad a través de una vida productiva y plena de sentido. Asumamos el desafío y la aventura de ser una nueva persona y elijamos en ese camino entre lo mejor y lo peor, porque podemos decidir, podemos elegir, no somos bebés recién nacidos, comenzamos una nueva vida pero ya con experiencia, ya podemos decir que es el bien, ya podemos decir que es el mal, ya podemos decir que es lo que queremos ser, entonces, a través de esa transformación interior, la muerte de un hijo no va a ser en vano, esos hijos van a ser estrellas fugaces que llegaron a nuestras vidas, nos tocaron, se fueron pero nos transformaron, nos tocaron para cambiarnos, son pocas las veces en que la vida nos da segundas oportunidades.”


Alicia Schneider Berti- Gustavo Berti

gyaberti@calamuchitanet.com.ar

jueves, 25 de marzo de 2010

INAUGURACIÓN ESCUELITA DE FÚTBOL "NORBERTO OSVALDO CARRUEGA"

ESTA ES UNA INVITACIÓN QUE NOS HACEN LLEGAR CACHO Y NORMITA, PAPÁS DE “BETITO” QUE INAUGURAN UNA ESCUELITA DE FÚTBOL EN LA PLAZOLETA QUE LLEVA EL NOMBRE DE SU HIJO EN RECREO (SANTA FE), GRACIAS NORMI Y CAHO POR TAN HERMOSA OBRA DE AMOR!!!!!

27 de Marzo de 2010

INVITACION Acto inaugural

Escuelita de fútbol municipal

Norberto Osvaldo Carruega (Betito)

HORA: 10:00


LUGAR: Plazoleta del mismo nombre en calle Tomas Furno y Belgran


LEMA: A pesar de todo, SI A LA VIDA, confraternidad deportiva y mucho amor por lo que hacemos...


-AREA DE DEPORTES- MUNICIPALIDAD DE RECREO-




* ACTUACION DE LA BANDA POLICIAL
* 8 ESCUELITAS DE FUTBOL
* FUERZAS VIVAS DE RECREO.


"El objetivo de esta escuelita es sacar de la calle a todos los niños del barrio, y formarlos como persona".


PAPA JOSE Y MAMA NORMA.

NUESTRA ACTITUD FRENTE A LA VIDA

“Se nos ha dicho que cuando perdemos un hijo estamos tan llenos de dolor que no tenemos nada para dar salvo dolor y desesperanza y que ¿cómo podemos ir a un grupo a dar algo de nosotros?

Esto quizá haya sido cierto hasta que llegó Renacer proponiendo un cambio existencial al sostener que la pérdida de un hijo es una condición permanente, pero el sufrimiento que ello produce no debe ser permanente y que, aún inmersos en la más profunda crisis, siempre nos queda la libertad para decidir la actitud con la que hemos de enfrentar nuestro destino.
Frente a lo irreversible, frente a aquello que no puede ser cambiado, el hombre tiene aún la última de las libertades individuales: la de elegir la actitud con la que ha de enfrentar su destino, a la vez, hacerse responsables de esa elección, y se podrá vivir como si los hijos fueran los artífices para arruinarnos la vida o convertir a los hijos que partieron en un valor, es decir, en algo que nos arrastre hacia nuevos valores orientados hacia el futuro.
La pérdida de un hijo es la crisis existencial más severa por la que un ser humano puede pasar, sin embargo, dentro nuestro, hay recursos interiores tan fuertes, tan increíbles, que se descubren, justamente, frente a una crisis como ésta y nos damos cuenta que se puede, hay cosas hermosas que uno descubre a partir de lo que nos pasó.
Si a nuestro hijo sólo lo dejáramos en el recuerdo del pasado, nos haría daño pues nos tendría atrapados entre recuerdos y sentimientos que no nos ayudarían a enfrentar el presente, el aquí y el ahora; pero, si yo, por mi libre elección lo convierto en un valor, lo veo adelante de mí, como algo que me arrastra, exigiéndome que actúe, que me esfuerce, se convierte así en una fuerza impulsora que me obliga a la acción, a salir para adelante.
Cuando muere un hijo, lo que importa es lo que hacemos de allí en adelante, lo que importa es cómo vivimos nuestra vida a partir de lo que nos pasó.
El vacío que dejan los hijos que se van, a veces lo queremos llenar con algo y no sabemos con qué y lo primero que se nos ocurre es llenarlo con más dolor, con lágrimas, con el llanto desesperado, con depresión o llenarlo con pastillas; si están tomando pastillas por que están tristes, están postergando lo que tarde o temprano han de enfrentar sin pastillas.
Si hay tantos padres que han podido salir, les aseguramos que ustedes también pueden salir, no abandonen la lucha, porque los hijos se lo merecen.
Hemos trabajado con el convencimiento que al enfrentarnos a situaciones límites nos damos cuenta, quizá por primera vez, que somos seres históricos, envueltos en nuestro propio devenir, que la historia ya realizada no puede ser cambiada, que no tiene sentido continuar rumiando eternamente sobre ese pasado, y que la salida existencial yace por delante nuestro, en lo que aún queda por realizar de nuestro futuro, en otras palabras, que la única manera de eliminar la oscuridad es dejando que entre la luz.
Alguien puede tomar la pérdida de un hijo y decir que el hombre es lo que recibe y que el destino lo ha castigado y ahí se terminó todo, o podemos decir que nosotros somos lo que damos a la vida y que la memoria de nuestros hijos es lo que vamos a entregar a la vida.
Tenemos que pensar muy bien que es lo que vamos a entregar a la vida, entonces podemos darnos cuenta que lo que el destino nos ha brindado es una realidad de la vida y que a nosotros nos queda la libertad interior de decidir qué va a hacer cada uno con el dolor que le ha producido la pérdida de un hijo, porque una cosa es lo que a mí me ha pasado y otra cosa es lo que yo decido hacer con eso que me ha pasado, que no es lo mismo.
Nuestros hijos han partido antes de lo que quisiéramos, pero aunque uno se muriera en vida, uno no pode decir que se muere porque se murió su hijo ¡me he muerto porque he elegido morirme después que mi hijo partió!, que es muy distinto, es pues responsabilidad de cada uno de nosotros la actitud que asumamos.
Los papás de Renacer tenemos la responsabilidad de trasmitir una actitud de solidaridad, de amor incondicional, de rescatar el valor de la vida por encima de todo lo que nos pueda pasar, lo tenemos que llevar en nuestra actitud todos los días de la vida, es nuestra responsabilidad trasmitir alegría de vivir, es nuestra responsabilidad trasmitir el valor de la vida y no importa lo que pase afuera, no importan los problemas que haya, yo tengo que tratar de mantener siempre mi mejor actitud y dar siempre lo mejor de mí, en todas las situaciones de la vida.
Al descubrir una vida nueva, al descubrir una persona nueva en nosotros, nuestra conciencia despierta y ya no podemos vivir irreflexivamente ningún momento de nuestra vida, porque ahora sabemos que esto es transitorio, lo sabemos desde adentro, entonces, aunque estemos bien tenemos que estar siempre alertas, siempre con la conciencia despierta, porque si no podemos volver a los vicios anteriores y los falsos valores vuelven a introducirse en nuestra vida y entonces, el dolor por la partida del hijo vuelve a hacerse presente.
Necesitamos tener la conciencia despierta para no estar ausentes allí donde somos espiritualmente necesarios.
Esto es parte de la esencia de Renacer Alicia Schneider Berti- Gustavo Berti

EL DOLOR DE LOS HERMANOS

Por Carlos Juan Bianchi, papá de Martín

He llorado junto a mis hijos la muerte de Martín. Hemos compartido ese dolor lacerante, incomprensible. Pero lo hemos compartido desde una experiencia vivencial distinta: yo había perdido un hijo, ellos a su hermano.
¿Qué pierde quien pierde a un hermano contemporáneo?
Pierde a un compañero de juegos; quizá deberá mirar sin comprender la cama vacía y su ropa dormida en el placard que compartían. Pierde un lenguaje común hecho de frases, travesuras y secretos. Pierde esas charlas, que de cama a cama se daban, riendo de ocurrencias e ingenuos proyectos mientras los acallaba el sueño. Pierde un amigo incondicional que se jugaba por él en los recreos del colegio o en rencillas juveniles. Pierde a quién, solidario, comprendía su llanto. Quizá deberá ahora caminar solitario por calles que antes recorrieron juntos. Su hermano se llevó los testimonios de una etapa. Muchas escenas, dolorosas y felices, sólo a él, lo tuvieron por testigo. Ya no podrá dialogar esos momentos que para los demás, serán solo un tierno relato.
El sentimiento, de difícil expresión, es de profunda tristeza. Tristeza y soledad. ¡Cuantas cosas mueren en una sola muerte!
La otra parte de esta desdicha, tiene como protagonista a una niña de seis años que pierde a su ídolo. Ese hermano joven que la asombraba con su destreza y su cariño. Ella también compartió juegos y travesuras con él, y las fotos compartidas hablan de un inmenso amor. Seguramente lo pensaba inmortal. De la mano de su hermano, la vida transcurría feliz y protegida. Su desazón fue tremenda, su incomprensión no tuvo límites, como no tuvo límites la alegría de tenerlo y disfrutarlo. Hoy cuenta escenas convividas que nosotros ignorábamos. Hoy guarda el recuerdo en su corazón, y adorna primorosamente las fotos que los muestran juntos, y las conserva muy cerca de su diario vivir.
¿Qué queda por delante? Una vida. Una vida que se irá poblando de proyectos que no tendrán hoy el apreciado apoyo y la sincera y acompañada alegría.
¿Quién queda en casa? Dos padres abatidos que no pueden atender su dolor de hermano, porque sus propios dolores los anulan.
Martín fue importante, muy importante, y lo seguirá siendo sin duda. Hoy esos hermanos vivos sobrellevan su dolor con discreción casi anónima, porque las lágrimas y las flores no son para ellos.
Mañana querrán contarle a sus novias, a sus parejas, a sus propios hijos quien era ese chico con quien compartieron tantas vivencias plasmadas en fotos y en imborrables recuerdos. ¿Cómo se cuenta el amor? ¿Es posible contarlo? Quizá sólo en parte. El amor por Martín ha quedado dentro de ellos, como ha quedado dentro mío. En eso sí, nos parecemos. Cada uno, como padres o hermanos, atesoramos momentos irrecuperables, que son imágenes de una aciaga vida, que no pudo seguir siendo vida.
Sólo nos resta extrañar, de distinto modo, claro, a quien todos, todos, quisiéramos seguir abrazando.
Los padres que hemos perdido hijos, encontramos en los grupos de autoayuda, el remanso y la comprensión necesaria para continuar nuestros caminos. Los grupos para hermanos pueden resultar igualmente beneficiosos para ellos. Si bien son aún una asignatura pendiente de difícil concreción, no debemos claudicar en el intento de lograrlo.

martes, 23 de marzo de 2010

MÁS MATERIAL DE LECTURA (Bibliografía sugerida)



VIVIR HASTA DESPEDIRNOS, de Elizabet Kübler Ross
SOBRE EL DUELO Y EL DOLOR, de Elizabet Kübler Ross y David Kessler
A LOS QUE LLORAN LA MUERTE DE UN SER QUERIDO, de C.W. Leadbeater
CÓMO CRECER A TRAVÉS DEL DUELO, Rosette Poletti y Bárbara Dobbs
EL DUELO, de Mariano Wolfson
VIVIR EL DUELO, de Christophe Faure
CARTA A UN HIJO QUE MURIÓ, René Trossero
APRENDIENDO A DECIR ADIOS, Marcelo Ritter
EL ÁNGEL DE LOS NIÑOS, de Víctor Sueiro
MUERTES INESPERADAS, de Eduardo H. Grecco
UN HIJO NO PUEDE MORIR, de Susana Roccatagliata

"DUELO EN NIÑOS Y ADOLESCENTES"

Podemos pensar que los niños no comprendan lo que es la muerte, pero son perfectamente sensibles a los cambios que se producen en la casa y a la ausencia del contacto físico con la persona fallecida.


La reacción casi inmediata de un niño al enterarse de la muerte de un ser querido gira en torno a tres preguntas: ¿la cause yo?, ¿me puede ocurrir a mi, a papá o a mamá?, ¿quien cuidará de mi?.

Se debe dar respuesta a estas preguntas según el nivel de entendimiento de cada niño.

Un niño puede fantasear que él tiene relación con la muerte del ser querido o puede pensar que la muerte es “contagiosa”.

Algunos síntomas significativos que se manifiestan en la conducta de los niños son:

Cansancio o hiperactividad

Sentido de vulnerabilidad

Miedo por su seguridad y por sus seres mas queridos.

Problemas de atención y memorización

Falta de sueño y apetito.

A los niños siempre hay que hablarles con la verdad y tratar de responder de la mejor manera a todas las preguntas o dudas que pudieran tener.

Y en el caso de que uno o más síntomas permanezcan de manera prolongada, solicitar ayuda profesional para valorar la situación y facilitar la aceptación de la muerte.

"DUELO EN PAREJA"

Luego de la dramática pérdida de un hijo, cada uno de los padres asume su propio dolor y la relación de pareja no ocupa un primer término.


Existe una gran variedad de patrones de comportamiento frente a la perdida de un hijo y todos son validos.

Por lo general son las mujeres las que expresan sus sentimientos mas abiertamente y lloran en forma mas frecuente.

En cambio los hombres inhiben el dolor y no muestran sus sentimientos.

Según La sociedad y nuestra cultura “El hombre comparte lo que hace, no lo que siente”, aunque por dentro sienta rabia, frustración, impotencia, culpabilidad y sentimiento de fracaso como protector.

Es frecuente que se produzcan tensiones y conflictos en la vida de pareja como:

No coincidir con la forma como el otro vive su perdida

Culpar a la pareja

Falta de sincronización en las etapas del duelo

TIPOS DE DUELO Y RECOMENDACIONES PARA UN DUELO SANO

ANTICIPADO: precedido con tiempo y pleno conocimiento de la situación, permite prepararse anímicamente.


RETARDADO: es un duelo inhibido o reprimido. Se puede tener una reacción emotiva en el momento de la perdida, pero no va en proporción con el significado de la perdida de un ser querido. El pesar se manifiesta con cierta exageración más adelante cuando la perdida es reactivada por una perdida menor.

CRONICO: Es un pesar inusitadamente intenso que no diminuye con el tiempo y, por lo tanto, se transforma en una manera de ser.

EMERGENTE: El sufrimiento aparece por etapas, fechas o circunstancias.

PATOLÓGICO: El duelo anormal puede presentarse de diversas maneras, que va desde el retraso del duelo, o la ausencia de este, hasta un duelo muy intenso y prolongado.

NEGADO: Es la ausencia de la expresión del duelo en el momento de la perdida.

EXTRAORDINARIO: Ocasionado por situaciones críticas de la muerte; aborto, suicidio, homicidio, tortura, cuerpos sin aparecer, guerras, etc.

SALUDABLE O POSITIVO: Te planteas el gran desafío de reincorporarte al mundo a partir de una nueva identidad, de un nuevo conocimiento de nosotros mismos, en el cual no esta incluido nuestro ser querido fallecido, lo que no significa que vayamos a olvidarlo.

ES POSIBLE VOLVER A LA VIDA, VOLVER A AMAR, Y VOLVER A SONREÍR.


RECOMENDACIONES PARA UN DUELO SANO

LLORAR: es humano y es una reacción normal ante la muerte de un ser amado.

HABLAR: es una forma de desahogarse y compartir nuestros sentimientos y nuestros estados de animo.

CONVERSAR CON OTROS PADRES: acercarse a un grupo de ayuda mutua puede aliviar en gran medida nuestro dolor, al escuchar a otros padres como sobreviven, es una esperanza.

RECONOCER LA PERDIDA: admitir la perdida nos permitirá avanzar en la aceptación.

ESCRIBIR LO QUE SE SIENTE: nos permite esclarecer nuestros propios sentimientos y las emociones.

CULTIVAR EL AFECTO Y EL AMOR MUTUO EN LA PAREJA: mantener comunicación con el cónyuge.

PRESTAR ATENCIÓN Y CONSOLAR A NUESTROS HIJOS: ellos también elaboran su propio duelo, no los olvidemos.

RESPETAR EL DOLOR DEL CÓNYUGE: Se debe evitar la crítica ante el dolor de nuestra pareja.

CONSULTAR A UN PROFESIONAL: Asistir con un Psicólogo para recibir orientación y consejo.

EVITAR TOMAR RESPONSABILIDADES O DECISIONES IMPORTANTES: Aplazar las decisiones importantes como cambiar de casa, vender las cosas o cambiar de trabajo.

"EL DUELO Y SUS ETAPAS"

En este artículo el Medico Psiquiatra Luís Jorge Gamboa Albornoz describe las diferentes etapas del proceso del duelo.


EL DUELO

Muchos creen que en el duelo hay que dejar pasar el tiempo que todo lo cura y considerar el sufrimiento como propio, exclusivo y no compartible.

Otros creen que es un continuo lamento y se sitúan en una vida eternamente infeliz.

O que el duelo es para olvidar o para dejar de amar al ser querido muerto.

La perdida de un ser querido es un proceso difícil al que los psicólogos denominan PROCESO DE DUELO

Se define como el conjunto de manifestaciones fisiológicas, intelectuales, emocionales, conductuales y espirituales que se manifiestan como consecuencia de una perdida.

En ninguna otra situación como en el duelo, el dolor producido es TOTAL: Es un dolor biológico (duele el cuerpo), psicológico (duele la personalidad), social (duele la sociedad y su forma de ser), familiar (nos duele el dolor de otros), y espiritual (duele el alma).

FINALIDAD DEL DUELO

La finalidad de un duelo es dar expresión y cause sano a los sentimientos, serenar el sufrimiento dominando la pena de la separación, aceptar la realidad de la muerte y amar con un nuevo lenguaje de amor al fallecido.

Y en este proceso debemos encontrar un significado a nuestra vida.

“Quien tiene un PORQUE VIVIR, encontrará siempre el COMO”

ETAPAS DEL DUELO

Quienes atravesamos por un proceso de duelo transitamos por una serie de etapas o vivencias comunes, aunque cada una se caracteriza por una amplia variedad de respuestas humanas.

Las reacciones que se presentan en cada una de las etapas son totalmente normales y esperables.

Muchos autores de libros sobre el duelo piensan que el duelo se desarrolla en 5 etapas o fases, que aunque reciben diferentes nombres según el autor, tienen las mismas características:

1ª etapa: Impacto y Negación.

2ª etapa: Conciencia de la perdida.

3ª etapa: Conservación o Retraimiento.

4ª etapa: Cicatrización o reacomodo.

5ª etapa: Recuperación y sanación.

1ª etapa: Impacto y Negación

Sus características son:

Incredulidad, confusión, inquietud, confusión, oleadas de angustia aguda (agitación, llanto, sensación de ahogo, respiración suspirante vació en el abdomen, preocupación por la imagen del muerto), pensamientos obsesivos y algunos sintomas físicos. (debilidad muscular, temblor incontrolable, perplejidad, mareos y palpitaciones)

2ª etapa: Conciencia de la perdida (desorganización)

A medida que los síntomas y reacciones iniciales gradualmente pierden su intensidad y la persona acepta intelectualmente la nueva situación, comienza la segunda etapa.

Ansiedad de separación, estrés prolongado, agresividad, impotencia, frustración, hipersensibilidad, transtornos del sueño, miedo a la muerte, comportamiento de búsqueda, sentir la presencia del muerto.

En esta etapa llena de conflictos surge la culpa real o imaginaria, aparece con sentimientos y pensamientos de “SI HUBIERA . . .”

La culpa puede tomar varias formas:

Sentirse culpable de estar vivo. Auto acusaciones. Culpa fantasiosa

Recapacitar de lo ilógico que es sentir culpa por algo que no podemos cambiar y que no estuvo en nuestras manos hacerlo, disminuirá la culpa y allanara el camino para la resolución de un duelo sano.

3ª etapa: Conservación, retraimiento

Aislamiento, impaciencia, fatiga y debilidad, repaso obsesivo, apoyo social disminuido, necesidad de sueño, desesperación, desamparo, impotencia.

4ª etapa: Cicatrización o reacomodo

El doliente va dejando poco a poco su mundo emotivo y vuelve a tener una perspectiva, realiza un balance entre lo que ha perdido, lo que le queda y lo que ha aprendido.

Características:

Reconstruir la forma de ser, retomar el control de la propia vida, disminución gradual del estrés, aumento de energía física y emocional.

5ª etapa: Recuperación y sanación

En esta etapa retomamos el control sobre la vida. Es tiempo de dejar partir e iniciar nuevas relaciones.

Se nos brinda la ocasión de ir al interior de uno mismo y descubrir los recursos profundos, pues el sufrimiento vivido concientemente es con frecuencia un estimulo para evolucionar y abrirse a los demás. Por eso es importante vivir a fondo las cuatro primeras etapas, antes de pasar a la quinta.

El doliente esta ahora listo para perdonar y pedir perdón al difunto por las faltas y heridas que hayan marcado su relación.

Esta también dispuesto a perdonarse a si mismo y a dar gracias al ausente por la experiencia que le ha heredado.

lunes, 22 de marzo de 2010

UN POEMA PARA COMPARTIR...

SÓLO QUIEN


(del libro “En la tristeza pervive el amor” de Elizabet LUKAS.)

Sólo quien ha visto
las oscuras nubes
puede mesurar
el azul del cielo.


Sólo quien ha estado
a solas en la orilla
aprende a preguntar
dónde están los puentes.


Sólo quien la soledad
ha respirado
puede deleitarse con la sonora turbulencia
del firmamento.


Sólo quien ha atravesado
los silenciosos valles del sufrimiento
puede deleitarse
con las flores del desierto




domingo, 21 de marzo de 2010

NOTA PUBLICADA EN EL DIARIO "EL LITORAL" POR EL GRUPO DE RENACER ESPERANZA, 5 DE SEPTIEMBRE DE 2009

Papás que perdieron a sus hijos conformaron un grupo para apoyarse y volver a encontrarle un sentido a la vida. Renacer nació en Río Cuarto hace 20 años y hoy tiene sedes en todo el país y en el mundo.


Textos agustina mai / fotos el litoral

Esta nota no la elegí. Ellos se contactaron conmigo, motivados por un artículo que leyeron en esta misma revista. “Buen día Agustina. Le escribo estas líneas ya que he leído un artículo en la revista del diario referida a la adopción de niños mayorcitos, y entiendo que supo captar el verdadero sentir de las personas entrevistadas”. Ése fue mi primer contacto con Silvia Dobler, del grupo Renacer de Esperanza. Desde un principio supe que no iba a ser una nota sencilla y ahora que la estoy escribiendo siento aún más la dificultad y el compromiso para comunicar el mensaje que estas personas quieren transmitir. ¿Cómo escribir sobre algo que no es natural y no tiene definición y mucho menos explicación? “Cuando uno pierde al marido, se convierte en viuda; si pierde a sus padres, pasa a ser huérfano. Pero ¿qué palabra nos define a nosotros, que hemos perdido a nuestros hijos? No hay palabras para eso”, me dice Silvia.

LOS COMIENZOS Silvia toma la posta y arranca contando los orígenes de Renacer: “El primer grupo nació hace 20 años en Río Cuarto, por iniciativa de Gustavo Berti y su esposa Alicia. A partir de la pérdida de Nicolás se dan cuenta de que hay una necesidad de encontrarse con pares que pasan por lo mismo y, de alguna manera, ayudarse”. Necesidad, encuentro, ayuda. Son palabras que durante la hora de charla se repetirán una y otra vez. “En Santa Fe el grupo cumple 15 ó 16 años. Nosotros empezamos viniendo a Santa Fe; éramos varios matrimonios. Mi marido no va al grupo, pero siempre le llega el mensaje porque es una forma de que salgamos adelante, de que seamos útiles nuevamente”, continúa Silvia. Hace tres años y medio nos empezó a picar esto de armar algo en Esperanza porque allá también es necesario. Somos siete personas: tres matrimonios y yo. Hicimos una primera reunión en abril de 2006 a la que concurrió la gente de Santa Fe para apoyarnos. Fuimos a todos los medios de la ciudad, conseguimos un lugar y le dimos un poco de forma a la cosa”.

TENER LAS HERRAMIENTAS Silvia cuenta cómo es la dinámica de las reuniones. Al igual que en esta nota, es ella la que toma la iniciativa y generalmente asume el rol de coordinadora. A veces lleva alguna frase que lee a modo de disparador, en otras oportunidades se recuerdan fechas importantes, como cumpleaños o el día del padre o de la madre. “¿Por qué participan de este grupo? ¿Qué les da Renacer?”, les pregunto. Ahora la que se decide a hablar es Hortensia. “En septiembre hace 10 años que partió mi hijo en un accidente” dice y enseguida aclara: “Para nosotros es mejor decir ‘partió’ antes que murió”. Todos asienten. Partida... otra palabra que resonará a cada momento. “Uno encontró una familia, que te apoya y ayuda mucho, que te da herramientas. Empezamos a venir a Santa Fe a los seis meses que nuestro hijo partió. Al principio escuchás y decís ¿a qué vine?, pero a medida que va pasando el tiempo y seguimos yendo, ponemos en práctica lo que nos quedó. Por ejemplo cuando uno se siente mal tiene que cambiar el pensamiento o hacer algo, salir a caminar para que nos saquen un segundo del pensamiento. Porque cuando pasa eso, uno está las 24 horas del día pensando en lo que pasó: el momento en que lo traen, la ambulancia...”. Su relato se entrecorta; Hortensia traga saliva y, con ella, parte de su angustia. “18 años tenía... Por un tiempo largo sentía la ambulancia y me desesperaba. Uno fue aprendiendo cómo seguir después de eso; nos ayudó muchísimo a mí y a mi marido. Si bien con el tiempo uno tiene sus bajones -las fechas, los cumpleaños, el nacimiento de mis nietos-, tengo las herramientas para saber que no se puede volver atrás y tengo que seguir adelante por mi marido, mis otros hijos y mis familiares”.

TRANSFORMAR EL DOLOR El relato de Hortensia animó a María, que hace cuatro años y medio que participa del grupo junto a su marido. “Aprendemos a transformar el sufrimiento y crecer en este dolor de la mejor manera posible; transformar este dolor en amor, que es la base de Renacer. Cada uno aporta lo suyo. Es duro de sobrellevar, pero lo importante es tener las herramientas para salir del momento en que a veces caemos. Tratamos de ir cambiando, de ser mejores personas, más solidarios. Tenemos la responsabilidad porque nuestro hijo, desde donde esté, nos está juzgando”. Hortensia es una de las pioneras del grupo: hace diez años que está en Renacer. “A pesar de tanto tiempo ¿todavía seguís necesitando el apoyo del grupo?”, le pregunto. “Es que uno tiene que devolver lo que nos prestaron, apoyar a otros papás nuevos, darles todo lo que nos dieron a nosotros. Mi marido y yo tenemos un compromiso que tenemos que cumplir porque nos hace bien y nos hace sentir útiles”, responde tan segura y convencida que empiezo a entender cómo funciona este grupo. “La única persona que te puede entender es alguien que lo haya pasado”. Suena a frase trillada, pero lo dicen con una sinceridad brutal.

UNA VERDADERA FAMILIA Mirta y su marido participan de Renacer hace dos años y medio. “En noviembre van a hacer tres años que perdimos a nuestra hija de 27 años. Encontramos una verdadera familia porque si bien tenemos hermanos y cuñados que nos apoyan, ellos no saben lo que pasamos porque afortunadamente no tuvieron que vivir lo que a nosotros nos tocó. Nos sentimos más comprendidos y acompañados dentro del grupo que en nuestra propia familia”, cuenta Mirta. Todos los que participan de Renacer tienen un desafío diario: encontrarle sentido a la vida. “Si bien tenemos dos hijos varones, una nietita y una familia hermosa, hay momentos en los que uno piensa que la vida no tiene sentido. Es un desafío constante y continuo: reencontrarte con una parte de ese ser que fuiste, porque ya no volvés a ser el mismo”, agrega.

AYUDAR A TODOS Si bien Renacer está pensado especialmente para padres que han perdido a sus hijos, no cierra sus puertas a otras personas que han perdido algún familiar. “Hemos recibido a viudas, que vienen una o dos veces, pero se dan cuenta de cómo tenemos que remarla -porque en Renacer somos remadores de la vida- para salir adelante. Vienen una o dos veces, eso les sirve y ya no vienen más”, cuenta Silvia. Otra experiencia que se ha dado en algunas ciudades del país son los grupos de hermanos. “Ellos sufren el doble: sufren por su hermano, que es parte de su vida y se llevó parte de su historia, y por nosotros, que estamos perdidos en la vida; ellos pasan a ser nuestro cuidadores”, explica.

EL DERECHO A ESTAR BIEN De algo están seguros quienes participan de Renacer: ése es el lugar en el que tienen que estar, porque allí encuentran apoyo y herramientas para sentirse mejor. “Nos merecemos estar bien. Si nuestros hijos que ya no nos acompañan físicamente fueron esos seres tan amorosos, no podemos vivir sufriendo porque eso quiere decir que mi hijo vino a arruinarme la vida con su partida. No es justo que quede esa idea. Él se merece que yo dé lo mejor de mí en cada momento de mi vida, en honor a él, para que me respeten y vean que soy una persona digna”, sostiene Silvia. Mirta recuerda lo que le dijo su hijo mayor al poco tiempo de la partida de Valeria: “Mamá, ¿por qué será que la gente no puede aprender todo lo que estamos aprendiendo nosotros sin tener que pasar por esto?”. Esas palabras le quedaron grabadas. “Ojalá que la gente pudiera aprender a vivir de otra manera sin tener que pasar una cosa tan terrible. La vida nos cambió totalmente: tenemos otras prioridades, que son las que realmente valen”.



EL DESAFÍO DE PELEARLA SOLOS El caso de Rosa y Horacio es diferente al del resto del grupo. Cuando perdieron a Gonzalo en un accidente, si bien Renacer funcionaba en la ciudad de Santa Fe, ellos no sabían de su existencia. “Nadie nos dijo nada, así que la luchamos solos, con nuestras dos hijas de 17 y 19”, se acuerdan. “Teníamos la familia y los amigos, que no te dejan un minuto solo, pero llega un día en que vuelven a su casa y ahí te das cuenta de lo que pasó realmente. Tuvimos que ser fuertes y luchar juntos; nos aferramos mucho y ahora estamos más unidos”, comenta Rosa. Dos años más tarde, Silvia perdió su chico y juntas empezaron a venir a Santa Fe. Ése fue el germen para la sede que más tarde se crearía en la ciudad de Esperanza. Rosa y Horacio no dudan en afirmar que “hubiese sido más fácil tener el grupo desde un principio”. Nueve años después de la pérdida de Gonzalo, Horacio asegura que “a pesar de que te empezás a sentir mejor, no tenés que aflojar y tenés que ser fuerte”. Se lamenta porque “esto es algo que va a seguir pasando: partidas de chicos jóvenes”. Al igual que sus compañeros, siente que su tarea es integrarse aún más al grupo para “poder ayudar a otros papás”.

AYUDA MUTUA Algunos de los objetivos que se plantea Renacer son apoyar a los padres para que puedan trascender el dolor y encontrarle un nuevo sentido a la vida; aceptar la muerte como parte de la vida y ayudar a quienes han sufrido una pérdida. Más información en www.grupos-renacer.com

EN EL MUNDO Renacer fue fundado por el matrimonio Berti de Río Cuarto el 5 de diciembre de 1988. Hoy existen grupos en casi toda Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile, Panamá, Méjico y España. Renacer no tiene asistencia médica, religiosa o psicológica, y está constituido por padres que han perdido sus hijos o todo aquél que sufre la pérdida de un ser querido.

LA VIDA SIEMPRE NOS VA A DESAFIAR.

“La vida nos sorprende continuamente y cuando creemos que ya hemos aprendido todo, tenemos que seguir aprendiendo y cuando creemos que ya no nos vamos a volver a caer, porque ya tuvimos la máxima caída, nos volvemos a caer; lo que pasa es que Renacer también nos enseña a levantarnos una y mil veces y todas las veces que sean necesarias.

Cada situación difícil y dolorosa que vivamos, y que van a ser muchas, porque ésta no es la última, estamos seguros que es la peor pero no es la última y cuando uno cree que no tiene más reservas de fuerzas, parece mentira pero aparecen, es una fuerza infinita.
Tenemos un mecanismo que nos defiende en las crisis existenciales y ese mecanismo es la fuerza indómita del espíritu, que puede emerger ante una crisis, si le damos la oportunidad de que emerja.
El Mensaje de Renacer lo que hace, realmente, es despertar la fuerza indómita del espíritu de cada papá cuando entra a Renacer.
El desafío para nosotros, no es lamentar lo perdido, sino encontrar los nuevos caminos que se abren a partir de esa pérdida; nuevos caminos de esperanza, de amor, de solidaridad, de compasión, de tratar de ser mejores; ese es el desafío al que nos enfrenamos todos los días de nuestra vida.
Todo depende realmente de la actitud nuestra, de cómo nosotros vivamos cada día de nuestra vida, de cómo nos enfrentemos a cada día que la vida nos presenta.
Debemos levantarnos con renovada fuerza y capitalizar cada una de estas experiencias difíciles y dolorosas que nos pasen y vivir la vida emergiendo cada vez como seres más fuertes, más compasivos, más generosos.
Es como esos barriles sin fondo, cuando uno cree que no tiene más reservas las fuerzas aparecen, nos vienen de arriba y pasan a través nuestro, no tenemos un caudal definido y finito de fuerzas, es un caudal infinito para siempre, ¡sí, es para siempre!
De modo que no achicarse frente a la vida, no hay que achicarse y no hay que perder la sonrisa y no hay que perder las ganas de vivir.
Eso lo tenemos que demostrar cada día de nuestra vida en todo, en donde nos movamos, en nuestras actividades diarias, seamos verdaderos padres que hemos entendido el mensaje.
No digamos en Renacer es una cosa y afuera en el mundo es otra, no, yo soy la misma persona, dentro de Renacer y afuera de Renacer.
Significa un gran desafío, renunciar a muchas cosas, pero, por sobre todo, significa renunciar a mis emociones que son encontradas, violentas, opuestas, renuncio al dolor desesperado, pero para que haya un acto de renuncia, sólo se puede renunciar a algo por algo más elevado, algo que de por sí, contenga un sentido a esa renuncia que es el amor por los hijos, por los hijos que no están, por los hijos que están que nos reclaman, por la vida y por nosotros mismos.
Podemos observar que aun frente repetidas crisis, o ante repetidos desafíos de la vida, seguimos encontrando fuerza; una prueba de eso son los padres que pierden más de un hijo, esos padres nos muestran, sin lugar a dudas, que el caudal de fuerza, la capacidad de respuesta del hombre es inagotable, la capacidad de repuesta del ser humano ante los interrogantes de la vida, es y será siempre inagotable.
Como seres únicos e irrepetibles que somos merecemos vivir una vida plena de sentido, y nuestro desafío yace en descubrir qué tarea la vida aún nos reserva.
Nadie puede vivir nuestra vida por nosotros, el grupo puede sostenernos, apoyarnos, amarnos y guiarnos para encontrar nuestro propio camino, pero no puede cargar nuestra cruz individual.
Nuestra oportunidad se encuentra en la forma en la que llevamos nuestra carga. Saber que nuestro sufrimiento puede tener un sentido nos ayuda a darnos cuenta de la oportunidad de crecimiento personal y espiritual inherentes al sufrimiento, haciéndolo más dulce y fácil de llevar.
El Mensaje de Renacer, al ayudar al hombre a tomar conciencia de su responsabilidad, lo lleva al máximo despliegue posible de la fuerza indómita del espíritu para asumir el sufrimiento; la conciencia vaga de responsabilidad se convierte en la conciencia específica de misión, en la noción de su ubicación dentro del mundo con una tarea personal muy concreta.
Estamos ahora en condiciones de requerirle a ese hombre sufriente que frente a su igual en la tragedia, se haga las preguntas que fueran planteadas por el Rabino Hillel 70 años antes de Cristo: ¿Si no lo hago yo, quién lo hará?; ¿Si no lo hago ahora, cuándo lo haré?; ¿Si lo hago sólo por mí, entonces qué soy yo?
Nada hace al hombre más capaz de superar su sufrimiento como la experiencia vivida de tener una misión especial en esta vida.”

¿HAY ALGO PEOR QUE PERDER UN HIJO?


"Cuando nos reunimos con papás nuevos les preguntamos si creen que hay alguna cosa peor que perder un hijo, pero no nos referimos a perder más hijos.
Nosotros les decimos que sí, que hay algo peor que perder un hijo y es perderlo y morirse con él.
Eso es peor porque el mensaje que una persona que toma ese camino de morirse afectivamente por el resto de su vida, es que ese hijo vino al mundo para, finalmente, arruinarle la vida.
A ese hijo lo hemos transformado con nuestra actitud en nuestro verdugo y ese es un mensaje que, hasta ahora, en los años que llevamos de trabajo en Renacer no hemos encontrado a ningún padre que quiera darlo.
Eso es lo que refleja ese mensaje.
Para muchos padres la muerte de un hijo es el camino que conduce a su destrucción."
“¿Debemos utilizar el tiempo para elaborar emociones y sentimientos y quedarnos en la persona psicológica, o debemos prestar más atención a la indescriptible capacidad del hombre para oponerse y enfrentarse a esos sentimientos y emociones y acceder así a la persona espiritual?
¿Perdemos un hijo y nos vamos a conformar con que nos consuelen para que se nos vaya ese dolor o vamos a empezar a recorrer el verdadero camino de humanización?
Podemos poner en actividad las potencias dormidas.”
“Podemos rescatar el recuerdo de nuestros hijos con amor y no con dolor. ¡Qué hermoso poder recordar a nuestros hijos con amor y no con dolor!”
"Renacer, es el ámbito, el lugar, las personas, el mensaje que cobija, protege, que ama, que acuna a los padres y les hace recordar esa melodía única e irrepetible que sólo cada uno de nuestros corazones puede entonar, con la que hemos nacido, la que Dios o la vida puso en nosotros al nacer y "Renacer" hace que despertemos de ese dolor, despertemos de esa angustia, despertemos de los rencores, despertemos de las emociones que nos hacen daño, para escuchar, nuevamente, la melodía de nuestro corazón, única e irrepetible, donde residen nuestros valores, los valores espirituales, aquellos que son los verdaderos, los fundamentos de nosotros como seres humanos, y que cuando nos toca vivir esta conmoción existencial de perder uno o más hijos, o al único hijo, la vida ahora nos desafía, entonces, nos olvidamos un poco de esa nuestra melodía, pero está allí, tenemos que saber y aprender a despertarla y a escucharla nuevamente.”
“A Renacer no vamos a compartir el dolor, vamos a compartir el amor.
Nadie te pide que compartas tu dolor, es tu amor el que tienes que compartir.
El dolor lo compartimos con el vecino, con el tío, con todo el que viene y me dice: ¿cómo pasó?, ¿cómo fue?, Renacer debe ser un oasis de paz, yo tengo que encontrar paz en Renacer, tengo que encontrar el abrazo fraterno y tengo que encontrar el amor compartido y a partir de ese amor crecer.”
"No es posible vivir la vida como si nuestros hijos fueran los artífices para arruinar nuestras vidas."
"Su partida es una condición permanente, pero no puede ser permanente nuestro sufrir; debemos decirle sí a la vida."
“El amor que uno tiene por un hijo no se termina con su muerte, siempre podemos ir al grupo a dar el amor que sentimos por nuestro hijo y así el amor que sentimos por el hijo dárselo a otro papá que lo necesite.”
“Nosotros siempre decimos que Renacer es un oasis, no es el lugar a donde yo voy a descargar todas mis broncas, todas mis tristezas, porque eso realmente lo puedo hacer en muchos otros lugares o a solas, en el baño en mi casa.”
"¿Quién cree, en última instancia, que por elaborar sentimientos de tristeza, elaborar sentimientos de culpa, o elaborar sentimientos de auto-rreproche, de vergüenza, de timidez, odio o cualquiera de esos sentimientos, podríamos llegar nosotros a encontrar sentido a lo que nos ha pasado?
Eso no es posible y esa metodología conduce al fracaso.”
“Tenemos que saber que no podemos ser juguetes de nuestros sentimientos, que no podemos simplemente decir: bueno, yo voy a llorar porque lo siento, porque estoy mal. ¡No! tenemos que decir: ¿a quien ayudo o a quien perjudico con esto que yo hago ahora?
El pensar en nosotros nos hace dar vueltas sobre nosotros mismos y no vemos el mundo que nos rodea.”
“¿Lloraremos? sí, tenemos derecho a llorar; pero tenemos que saber que el llanto, que la tristeza, que el enojo, que la ira, que la bronca, son el homenaje que estoy haciéndole a mi hijo.”
“Buscar las respuestas en la elaboración de nuestras emociones y nuestros sentimientos es un enfoque reduccionista y como tal, destinado al fracaso. El hombre no es libre de sus emociones, sino, precisamente, libre para enfrentarse a ellas.”
Dice Víctor Frankl: “Si se quiere definir al hombre, habría que definirlo como el ser que hasta puede liberarse de aquello que lo determina.”
“Nosotros no estamos capacitados para resolver problemas sicológicos de nadie, somos padres que hemos perdido hijos, pero sí estamos capacitados para darles herramientas y para mostrarles a los papás el camino que pueden seguir para salir adelante."
“Nosotros trabajamos, desde el primer día, con el convencimiento de que el sufrimiento no es una enfermedad, por lo tanto, no podíamos pensar en hacer una sicoterapia de grupo, por otro lado, si así lo hubiésemos hecho, desde el principio, hoy no estaríamos acá.
Hablamos no de compartir dolor, sino de trabajar juntos para encontrar sentido al sufrimiento que nos toca vivir.”
"Los grupos donde se habla de lo que nos pasó, refleja el concepto de que el hombre es aquello que recibe de la vida, aunque nosotros no nos demos cuenta, reflejan ese concepto que el hombre es aquello que recibe; pero el hombre no es lo que recibe de la vida, el hombre es lo que le devuelve a la vida, el hombre es lo que él da a la vida, no lo que recibe.
Si el hombre no es lo que recibe de la vida, sino que el hombre es lo que le devuelve a la vida, y si yo habiendo recibido una tragedia, soy capaz de devolver un triunfo, es porque soy hombre.
Los grupos donde se habla de lo que nos pasó, nos dicen de una manera u otra que nosotros somos lo que recibimos de la vida, y no queremos que el concepto, de que soy lo que recibo, ni si quiera se cruce por la mente.”
“Revivir la realidad dolorosa en todos sus detalles no ha probado ser beneficioso para la recuperación integral del padre, esto invariablemente conduce a una etapa de la cual es muy difícil salir.”
“Aquellos grupos que están orientados a lo que podemos llamar grupos testimoniales, en los que predomina la catarsis, uno de los problemas que estos grupos confrontan es la disolución luego que todos los testimonios se conocen tan bien que no queda ya nada por decir.”
“Cuando muere un hijo, lo que importa es lo que hacemos de allí en adelante, lo que importa es cómo vivimos nuestra vida a partir de lo que nos pasó.”
“La facultad más humana del hombre es la de transformar una tragedia personal en triunfo.”
“No pretendemos un hombre desprovisto de emociones y sentimientos sino un hombre que partiendo de tanto sufrimiento, pueda darse cuenta que es libre, precisamente libre, para enfrentarse y oponerse a esos mismos sentimientos y emociones para los que la pérdida de un hijo es una condición insuperable; un hombre que pueda levantarse sobre su propio dolor y ver, más allá de sí mismo, a otro ser humano que sufre y necesita de él, como, dice Víctor Frankl ”El hombre que se levanta por encima de su dolor para ayudar a un hermano que sufre, trasciende como ser humano.”
“Entonces la muerte de nuestros hijos no habrá sido estéril, porque es a través de su partida que el verdadero sentido de la vida se comprende; como un tiempo precioso y finito que debemos vivir al máximo, pero de otra manera, ya que el camino trazado hasta ahora no sirve para esa nueva realidad.
Debemos recomenzar, es como renacer de las cenizas. Debemos captar el mensaje de infinito amor que nuestros hijos al partir nos dejaron y que los hijos que quedan nos recuerdan cada día: dar amor, sólo amor.
Son nuestros hijos los maestros del verdadero y desinteresado amor y este sentimiento no tiene reclamos ni expectativas, ni siquiera necesita de una presencia física.
Y cuando hayamos encontrado la paz y la aceptación, habremos de trasmitirla a los demás, a los que la necesitan, a los que sufren, a los que aún viven en la oscuridad de la desesperanza y la rebeldía.”
“Renacer es como un semillero de una humanidad más generosa y más compasiva.
Apuntando bien alto, ¿por qué no? ninguno de nosotros tiene un límite para crecer como ser humano; el límite se lo pone cada uno.”
“Es en la dimensión espiritual donde se generan los fenómenos más humanos del hombre: el amor, la libertad y la responsabilidad y son los fenómenos que nos permiten darnos cuenta de un hecho capital para enfrentar nuestro destino: “una cosa es lo que nos ha pasado y otra cosa, y muy distinta, es lo que cada uno de nosotros decide hacer con aquello que nos ha sucedido”.
“A lo largo de este trabajo con grupos de ayuda mutua hemos tratado de trasmitir la idea de algo común a todos los grupos de ayuda mutua: que deben ayudar a sus integrantes, no a trabajar con los hechos del pasado que no pueden ser cambiados, sino a abrirse a ese mundo en el que esperan posibilidades aún latentes en sus vidas, que deben ayudarlos a elegir correctamente entre todas las posibilidades, que deben encontrar las opciones con sentido, que deben emprender el camino, el único camino con sentido que esta conmoción existencial les plantea: el camino final de humanización.
Frente a esta opción nos encontramos con otras frecuentemente usadas en muchos grupos de ayuda mutua; algunos trabajan arduamente hacia el autoconocimiento de lo que está mal en sus integrantes y en la elaboración de emociones.
Uno de los graves problemas de esta orientación hacia la auto-obsevación es que lleva, con frecuencia, a cuadros en los que se da vueltas continuamente en círculos sin salida, sobre los problemas que aquejan a los miembros, llevando a estados de lamento continuo.”
“La propuesta de Renacer, como grupo de ayuda mutua, va mucho más allá de un mero consolar a los que sufren, va transformándose en un imperativo ético.
En otras palabras, es el camino que lleva al hombre a su ser, el camino que lo lleva a alcanzar su humanidad.
Y no puede ser otro que éste, el camino que nuestros hijos, los que partieron y los que aún están, la vida y nosotros mismos merecemos.”
“Nosotros, simplemente, mostramos.
Mostramos el camino que nosotros hemos transitado y en el que nosotros creemos y después queda para cada uno tomarlo o no.”
Este es un aporte de “Renacer Congreso – Montevideo Uruguay” a la difusión del pensamiento de Renacer, a través de la palabra de Alicia y Gustavo Berti, creadores de los grupos Renacer, cumpliendo con el objetivo que indica nuestro lema “Por la Esencia de Renacer” Agosto de 2007

viernes, 19 de marzo de 2010

NOTA PUBLICADA EN EL DIARIO "EL LITORAL" (PAPÁS DEL GRUPO DE LA CIUDAD DE ESPERANZA) publicada el 28 de abril de 2009

Grupo Renacer redescubre el sentido de la vida en Esperanza

“Sí a la vida a pesar de todo” es el lema que convoca a los miembros de Renacer a sus reuniones bimensuales. A pesar del dolor, el esfuerzo y el empuje mutuo los une en una gran familia, permitiéndoles compartir y fortalecerse en las pequeñas grandes alegrías.

Corresponsalía Esperanza

En esta ciudad, Renacer nació el 8 de abril de 2006. En la actualidad, se reúnen los segundos y cuartos sábados de cada mes en la Escuela Centenario de la Colonización, a las 17.30. En diálogo con El Litoral, integrantes del grupo comentaron que transitan estos primeros tres años de vida “con muchas expectativas de ver cómo seguir avanzando, tratando de armar una biblioteca y con algunos proyectos que nos resultan interesantes de emprender”. En tal sentido, manifestaron que “lamentablemente, llegan al grupo nuevos papás, con nuevos casos de hijos que parten antes que ellos. A partir de ese acontecimiento tan doloroso y tan triste, surge esa necesidad de armar el grupo. Cualquier persona que está pasando por un duelo profundo puede acercarse”. Al referirse a la participación en este grupo, María Rosa dijo: “Me siento muy bien, muy acompañada. Ante una pérdida tan irreparable como es la partida de un hijo, te puede contener el entorno familiar, pero no te podés expresar como lo hacés en el grupo, donde puede haber tanto llanto como alegría y todo se comparte. Sin el grupo no hubiese salido adelante. Creo que la enseñanza “Renacer’ no es sólo para el dolor, sino para todo ámbito de la vida porque nos deja cosas positivas. Precisamente, de a poco aprendimos a renacer de otra manera”, opinó la mujer. Para Hortensia, asistir a este grupo “es un compromiso que asumimos. Uno espera ese sábado, ese encuentro y ese abrazo así como también brindamos nuestro abrazo al papá que llega por primera vez”. Además, “siempre se aprende algo. Si no es para ese momento, seguramente lo será para otros días porque, a pesar del tiempo pasado, tenemos nuestros bajones anímicos”.

Para Juan Carlos, “el paso del tiempo ayuda. Durante todos estos años fuimos aprendiendo cosas que no sabíamos, las aplicamos y ahora tratamos de compartirlas con otras personas para ayudarlas también a sobrellevar esta angustia tan particular”.

El encuentro esperado

Por su parte, Mari espera cada encuentro del grupo. “Lo espero para reencontrarme con mis hermanos en el dolor, en todo lo que estamos pasando. La partida de un hijo no se compara con nada. En mi caso, perdí dos hijos y es muy duro. Por eso, espero ese sábado para que me den ese empujón y ese abrazo que necesito, esa ayuda y fuerza para seguir en la semana”. Mirta hace dos años que perdió a su hija. “El grupo me ha servido muchísimo, tanto a mí como a mi esposo, para aprender a vivir de esta nueva manera, sin ella y pudiendo disfrutar de mis otros hijos que tanto amor me dan y son tan importantes en mi vida. A pesar de todo lo doloroso, he aprendido a vivir de esta manera y disfrutar de todo, desde lo más pequeño y sencillo. Muchas veces te resentís con la vida, te preguntás por qué a mí, a nosotros. Entonces, el estar en contacto con otros papás que han pasado por la misma situación y dan lecciones de vida continuamente, haciendo un esfuerzo para levantarse para vos, es un ejemplo que te da mucha fuerza. Es minuto a minuto. Se forma una verdadera familia, compartiendo plenamente los dolores y las alegrías que se viven de una manera increíble. Todo progreso o avance que hace el compañero es una alegría y una esperanza para el resto del grupo”, mencionó. Finalmente, tomando las palabras de Alicia Berti, quien junto a su esposo Gustavo crearon Renacer, Silvia sostuvo que “en los primeros momentos es todo dolor y nos sentimos vacíos. Entonces, lo importante es ir de a poquito dando amor. Y cuando el amor cubre todo nuestro corazón, ya no hay más dolor. El dolor en algún momento pasa, queda una dulce nostalgia, que tal vez nosotros no alcanzamos a sentir porque todavía nos falta recorrer camino. La enseñanza que nos deja el dolor es una de las más caras, en todo el sentido de la palabra”, concluyó.

En la foto, papás del Grupo de Esperanza

"EL MENSAJE DE RENACER"

El mensaje de Renacer es tan simple!!! Trabajar siempre con lo mejor de nosotros. ¿Y qué es lo mejor? El Amor, el amor es único, es la verdad, es universal. Después de todo, ¿cuál es la esencia que relaciona a un padre don su hijo? Simplemente… el Amor y la Verdad. Nuestra tarea es llevar el mensaje de Renacer con amor, con convencimiento, con mucho respeto por cada padre, con honestidad, humildad y fidelidad.


El mensaje seguirá con su llama encendida, atravesando tierras, mares y cielos diferentes, donde se lo necesite allí estará, porque está más allá de nosotros y no se detendrá en ninguna frontera, porque el mensaje de Renacer no fue obra de los padres, es obra de nuestros hijos, por eso debemos ser fieles, humildes y honestos con él y no apartarnos de la verdad que es el amor universal y la relación que cada uno tiene con su hijo. Si esto sucediera, nos estaríamos apartando de nuestros hijos.

Un sano orgullo sentimos de ver que el mensaje de Renacer es valioso y universal, a tal punto que padres que están tan lejos como España, Colombia, Chile, Uruguay… lo incorporan como a nuestros hijos. Y aquí aparece nuestra actitud de abrirnos al trabajo interno, porque no se logra con voluntad y deseo solamente. Es necesario abrirnos al trabajo sabiendo que tenemos la capacidad de poder cambiar nuestra percepción de tener espacios diferentes de conciencia, de entrar en ese mundo donde surge el desafío para llegar al encuentro amoroso con nuestros hijos.

El Amor es vehículo ¿Amamos a nuestros hijos más que a nada en el mundo? Entonces el transporte es muy sólido, lo tenemos y sobre la vibración de este amor nos podemos sumir en un estado de conciencia y descubrir un amor que es eterno, del amor vivido nadie nos puede separar nunca, siendo un amor que no se negocia, no se compra ni se vende, es un estado del ser que me permite salir de donde estoy y poder dar sin esperar nada a cambio. Este amor trasciende la figura física, se separa de un cuerpo ¡es verdad! Pero nunca del ser, su esencia es imperecedera.

Sin duda acá somos conocedores del amor incondicional y eterno por nuestros hijos y entonces logramos ver y sentir que nuestros hijos están con nosotros y que a través de ese dolor y ese amor construímos un espacio generoso y solidario para compartir nuestra existencia.

En Renacer nos autoeducamos para la vida, nos fortalecemos espiritualmente para atravesar el dolor, luego de haber sentido la parálisis total en cuerpo y alma después de la partida física de un hijo, llevamos un mensaje de Amor, Coraje y Esperanza, porque estamos convencidos que todavía hay mucho para hacer, para sentir, para experimentar, para recrear, para compartir y seguir diciendo día a día; “SÍ A LA VIDA, A PESAR DE TODO” (Material presentado por padres del grupo Renacer en las diagonales-Bs.As.)

jueves, 18 de marzo de 2010

"EL DÍA DESPUÉS"


Hoy vamos a hablar del día después, y ya todos sabemos a qué día particular nos estamos refiriendo, ya que desde ese día han cambiado nuestras vidas sumiéndolas en un dolor indescriptible con palabras. Solamente aquellos que viven esta experiencia tan trascendental saben a que tipo de dolor nos referimos, por lo tanto no es necesario ahondar en palabras sobre este tema pero sí sería interesante agregar que si bien este dolor, este sufrimiento, es tan intenso que destruye todos nuestros proyectos de vida, nuestros anhelos, tambalea todo nuestro entorno social y familiar, etc. Y nos sumerge en un estado permanente de depresión sin poder vislumbrar un horizonte, una esperanza, a tal punto que llegamos a pensar muy seriamente en la forma en que podríamos reencontrarnos con aquellos hijos que han partido. Todas estas emociones y sentimientos afloran en nuestra conciencia, que son totalmente natural en los primeros momentos del duelo, muchas veces nos llevan a pensar que podríamos estar perdiendo la razón, pero esto no es así, como dijera Paco Bretone “…perder un hijo no es una enfermedad…”lo cual no quiere decir que esto nos deje muy mal parados frente a la sociedad, y es quí donde tenemos que hacer hincapié si es el ámbito donde queremos desarrollar el día después. ¿Y por qué este título? Simplemente porque no tiene ningún significado útil para recuperarnos de tanto dolor. Tocar temas como”…si yo hubiera hecho esto o aquello, nada hubiera sucedido…” este tipo de hipótesis las hemos escuchado muchas veces en los grupos renacer, pero no cambian hechos, aquello que pasó ya pertenece al destino y más allá de la creencia o lo personal de cada uno, de la existencia de un destino premeditado, aquí nos referimos por destino a aquello que pasó y no podemos modificar. Y frente a esa realidad la pregunta que surge es “¿qué voy a hacer con esto que me sucedió?” como dice Gustavo Berti, una cosa nos sucede (la muerte de uno o más hijos) y otra muy distinta es aquello que yo puedo y/o debo hacer con aquello que me pasó. Como vemos aquí, en vez de ser las víctimas de un suceso trágico, nos pone ante la responsabilidad de elegir que actitud vamos a tomar de aquello que nos pasó. Esto es de suma importancia… reconocer nuestra capacidad de elección, ya que aunque no hagamos nada frente a esto, es una elección consciente o inconsciente. Como dice Víctor Frankl “el hombre puede perderlo todo, incluso su libertad, pero nunca, bajo ninguna cincunstancia, puede perder su capacidad de elegir que actitud adoptar frente a las circunstancias…” Frente a esta realidad tenemos que preguntarnos”…qué cosas podemos cambiar para recuperarnos de este dolor…?” Sabemos que es algo difícil pero no imposible, y para argumentar esto nos basta mirar en los grupos Renacer a gente que ha pasado por lo mismo y han logrado recuperarse emocionalmente, recuperarse en plenitud con un nuevo sentido de vida, gente que habla con una convicción de aquellas cosas que siente, que a veces pareciera increíble pero lo han logrado, han pasado por el mismísimo infierno que todos conocemos y hoy sienten la vida de otra manera, mucho más humana, mucho más espiritual… cosas difíciles de transmitir en palabras, pero no difíciles de detectar en la mirada, en el abrazo fraterno y la sensación de paz, de armonía que nos transmiten. Para lograr este estado de paz y armonía es necesario saber que contamos con todo el potencial de nuestro espíritu, ya que es de ahí de donde empezamos a sentir (que no es lo mismo que creer) ciertas certezas que antes nos parecían utopías, por eso es tan importante la comunidad de los grupos Renacer ya que estos no son grupos de creencia sino grupos de vivencias porque todo lo que allí se habla es lo que genera el corazón. Tratemos de ampliar nuestro horizontes con respecto a la muerte de nuestros hijos, ya que ellos NO vinieron a este mundo a arruinarnos la vida.


El día después es una continua lucha con uno mismo, para descubrir un nuevo horizonte que nos ayude a comprender el por qué de las cosas que nos suceden. Bregar con los miedos, la desesperación, la angustia, la inseguridad y ese vacío existencial que nos abruma. Toda nuestra vida, la que teníamos hasta ahora ya no nos sirve, tendremos que abrirnos paso de entre las ruinas, recoger nuestros pedazos y salir adelante. Muchos de nosotros descubrimos que no sólo somos seres físicos, que dentro del cuerpo que ocupamos hay un espíritu, mejor dicho somos un espíritu dentro de un cuerpo, un gran espíritu que nos incita a continuar de una manera nueva, descubrimos además que hay otra forma de vida en otro plano de existencia, una vida espiritual que nos ayuda a continuar de algún modo la conexión con nuestros hijos. Para ello debemos saber, y además sentir que lo que llamamos Muerte es sólo una parte más de la vida, que el aquí y el ahora es sólo una pequeña porción de nuestra existencia, que esta vida terrenal es sólo un tránsito, un pequeño paréntesis en la eternidad. Por alguna razón que hoy no podemos comprender, nuestros hijos se han adelantado. Dicen que la vida es una escuela en la que hemos venido a aprender. Seguramente la partida de nuestros hijos forman parte de nuestro aprendizaje, lamentablemente aprendemos del dolor y la dificultad. Si aceptamos los hechos con amor podremos trascender este dolor con sabiduría y habremos descubierto el camino hacia la superación, sin olvidar que al final de la tarea, los alumnos egresados nos esperan con los brazos abiertos, para que continuemos juntos el camino hacia la eternidad.

Preguntas que debemos hacernos los padres que perdimos hijos:¿Qué cosas tenemos que cambiar en nuestras vidas para recuperarnos de este dolor? ¿Tenemos que aprender a convivir con este dolor o podemos encontrarle un sentido y así trascenderlo? ¿Podemos adoptar una actitud positiva o simplemente somos víctimas de las circunstancias que nos paraliza?

Otras reflexiones: El duelo es aprender a amar de otra manera al que ha partido. ¿Qué puedo hacer? ¿encontrarme o relacionarme con mi hijo? Elijo relacionarme, no necesitamos su presencia física para amarlo. ¿Qué hacemos para seguir adelante? En primer lugar tomar como ejemplo la vida de nuestro hijo, en segundo lugar leer material específico (que encontramos en la biblioteca de nuestro grupo), la lectura nos hace sentir que no estamos sólos, asistir a charlas, reuniones, conferencias, porque no películas que puedan ayudarnos a ver la muerte como parte de la vida. Recurrir a todo lo que podamos e ir sacando algo aunque sea poquito de todo lo que escuchamos, vemos o leemos.

No estoy en Renacer por mérito propio, estoy porque tengo un hijo que ha partido. ¿es antinatural que un hijo muera antes que un padre? No es antinatural, es anticultural? ¿por qué? Porque en nuestra sociedad no se habla de la muerte.

¿Què es el duelo? Es la respuesta emocional importante a la pèrdida de un ser querido. El duelo lo llevaremos permanentemente lo cual no significa que el sufrimiento sea permanente. Podemos tirar una soga para ayudar a salir del pozo a alguien pero todo depende de si ese alguien se toma (se agarra) de esa soga, ahí puedo empezar a jalar de la soga.

El sentido de la vida no se encuentra, uno le da sentido a la vida, ningún hijo parte diciendo “no sean felices”, “no se rían”, “no sigan viviendo”

Los demás no tienen que entendernos a nosotros, nosotros tenemos que entender a los otros, porque nosotros estuvimos en las dos veredas.

La tarea de Renacer no es admirable, es “ejemplar” porque lo admirable es la barrera de lo que puedo o no hacer. Es ejemplar “si él pudo, yo puedo”. Ante las dificultades nos hacemos más fuertes. El dolor y el amor son dos caras de la misma moneda “duele porque amamos”. En Renacer no estamos unidos por el dolor, estamos unidos por el AMOR A NUESTROS HIJOS. Somos referentes sociales, la muerte de nuestros hijos nos hizo revalorizar la vida, siempre el que esta al lado mío es más importante que yo y debo pensar en él, aunque me este desangrando de dolor.

“Nuestros hijos no sólo están en nuestra memoria, viven en nosotros”

“EL VALOR DE LAS COSAS NO ESTA EN EL TIEMPO QUE DURAN SINO EN LA INTENSIDAD CON QUE SUCEDEN POR ESO EXISTEN MOMENTOS INOLVIDABLES, COSAS INEXPLICABLES Y PERSONAS INCOMPARABLES”

BIBLIOGRAFÍA SUGERIDA


El hombre en busca de sentido, de Víktor Frankl

El hombre en busca del sentido último, de Víktor Frankl

El hombre doliente, de Víktor Frankl

No te mueras con tus muertos, de René Trossero

Vive con tus muertos que viven, de René Trossero

Vivir cuando un ser querido ha muerto, de Earl A. Grollman

Una vida plena, de Elizabeth Kübler Ross

La muerte, un amanecer, de Elizabeth Kübler Ross

Sobre el morir y la muerte, de Elizabeth Kübler Ross

Preguntas y respuestas a la muerte de un ser querido, Elizabeth Kübler Ross

Cuando un ser querido muere, Elizabeth Kübler Ross

La Psicoterapia al alcance de todos, Dr. Víktor Frankl

La voluntad de sentido, Dr. Víktor Frankl

Ante el vacío existencial, Dr. Víktor Frankl

La logoterapia es obvia, Paco Bretones

Gota de luz, Gislaine Maria D'Assumpcao

Sobre los niños y la muerte, Dra. Elizabeth Kübler Ross

Vivir, amar y aprender, de Leo Buscaglia

El arte de ser persona, de Leo Buscaglia

Lecciones de Vida, Elizabeth Kübler Ross y David Kessler

El camino de las lágrimas, de Jorge Bucay

No dejes de vivir aunque tengas que sufrir, de René Trossero

El proceso del duelo, de Carlos Bianchi