A pesar de todo... Sí a la Vida

A pesar de todo... Sí a la Vida
Te ofrecemos un ámbito cálido y confiable para abrir el corazón,

donde la sinceridad se convierte en actitud esencial.

Un espacio dónde con esfuerzo y paciencia podremos llegar a la aceptación, a reconstruír el vínculo con ese hijo que hoy se constituye como presencia distinta.

Con la esperanza de lograr una vida digna.



viernes, 31 de diciembre de 2010

EN ESTE NUEVO AÑO RESCATEMOS EL RECUERDO DE NUESTROS HIJOS CON AMOR

“Quizá no haya mejor momento, que al acercarse las festividades del fin del año, para rescatar el recuerdo de nuestros hijos con amor.


Mirando hacia atrás, no podemos creer que hoy, después de más de 22 años, seamos tantos los que hemos elegido la vida y nos hayamos reconciliado con la muerte, algunos quizás todavía no, pero va a llegar el momento que sí y muchos van a ir entendiendo cuando dijimos, en un momento, que el dolor se convierte en una dulce nostalgia; nostalgia en el sentido de extrañarlos sí, pero con inmensa dulzura.

¡Qué hermoso poder recordar a nuestros hijos con amor y no con dolor!

Renacer es una tarea y un aprendizaje de por vida, no nos quedemos cortos, ¡qué hermoso es que todos queramos seguir aprendiendo!

Llega un momento cuando uno ha encontrado el camino de regreso a la vida, que para nosotros en “Renacer”, es el servicio, la solidaridad, el altruismo y nos demos cuenta que la vida tiene sentido, que la vida tiene un sentido incondicional y el dolor comienza a suavizarse.

Con cada papá al que le extendemos la mano, se la tomamos, le vemos el rostro y entre las lágrimas logra sonreír, podemos decir: mi hijo está cada vez más vivo en mí; ¡qué lindo es!

Cada persona que sonríe o que sufre un poquito menos porque nosotros nos acercamos y le extendimos la mano y le regalamos una sonrisa y ellos nos regalan una sonrisa a nosotros, eso es sentir a nuestros hijos vivos.

Y ¡qué alegría! porque, entonces, sabemos que estamos haciendo algo perdurable por ellos!

Muchos papás van a ir entendiendo que el dolor se convierte en una dulce nostalgia, nostalgia en el sentido que los extrañamos, pero con inmensa dulzura, así es que podemos rescatar el recuerdo de nuestros hijos con amor y no con dolor.

A veces, solemos decir cosas que, por el momento, por ahí no se entienden, pues son muy fuertes para los papás con el dolor muy reciente, o para los papás que están muy rebeldes y no comprenden algunos conceptos que se vierten, pero siempre les decimos que provienen de otros papas; nosotros también perdimos a nuestro hijo, perdimos a nuestro Nicolás, y lloramos, lloramos desconsoladamente y también nos preguntamos ¿qué sentido había detrás de todo este dolor?, es por eso que podemos decirles cosas que, por el momento, les pueda chocar, pero que les aseguramos, las van a comprender.

Les podemos decir, a los papás que piensan que el dolor dura para siempre, que no es así, y lo hemos dicho muchas veces y lo volvemos a sostener, EL DOLOR NO ES PARA SIEMPRE.

El dolor comienza a suavizarse y aunque esa herida deje de sangrar, aunque ese dolor se vaya suavizando, aunque aprendemos a vivir con ella, aunque nos reintegremos a una vida plena, esa herida va estar allí y nos recuerda siempre que es un esfuerzo de todos los días.

Si lo que nosotros elegimos para la vida es una actitud y esa actitud es una actitud de amor, les podemos asegurar que nunca nos vamos a equivocar; el amor es lo que salva, el amor es lo que nos acerca a la verdad, a la luz.

Nuestro deseo es que en estas festividades vuestros corazones se inunden de esa dulce nostalgia.”

Alicia Schneider Berti – Gustavo Berti

domingo, 26 de diciembre de 2010

ANTE LAS LUCES DE LAS FIESTAS

Antes de las navidades, les decíamos a los padres de Renacer que siempre a la noche sigue la aurora, que no es posible detener la llegada del alba, que esta imagen simboliza la esperanza de que detrás del muro que se levanta ante nuestra vida cuando perdemos un hijo hay un paisaje oculto que es lo que tenemos que descubrir.


Son caminos a recorrer iluminados por esa estrella fugaz que pasó por nuestras vidas para tocarnos y transformarnos.

Entonces dijimos algo así:

Un día, el dolor golpeó a nuestra puerta. pero el mundo siguió andando.

En ese mundo estaban nuestros otros hijos., nuestros padres, abuelos que en silencio lloraban a sus nietos.

Y también estábamos nosotros mismos cerrando puertas y ventanas. con el corazón herido, muerta toda esperanza.

Un corazón por cuya herida abierta entraban miles de encontradas emociones. habitaban allí la bronca, el rencor, el odio o los miedos.

Puentes que se rompen. Y nuestra vida deambulaba silenciosa en la oscura noche del alma.

Empero, como en la naturaleza, donde nadie ha podido impedir la llegada de la aurora, llegó hasta nosotros un mensaje de esperanza, llegó el Mensaje de Renacer.

Un mensaje impregnado de amor que nos muestra que detrás de lo que las circunstancias parecen ser, no se agota todo lo que ellas son.

Que el destino no es lo que nos pasa, sino lo que cada uno de nosotros hacemos con aquello que nos pasa.

Que acaso queremos hacer de nuestros hijos aquellos que vinieron a arruinar nuestras vidas.

Que nuestro amor hacia ellos no se ha extinguido, o ¿sólo han sido dolor?

Es, entonces, cuando el amor a nuestros hijos desalojará a aquellas emociones negativas que pretenden gobernar nuestra existencia.

Y paulatinamente en nuestro corazón se encienden nuevas luces y empezamos a ver alrededor nuestro que no estamos solos, que hay una mano invisible que guía nuestros pasos y nuestros hijos se transforman en nuestros maestros, aquellos que vinieron a transformarnos.

¡Qué difícil es al principio!

La tarea es nuestra, porque desde el primer día, podemos elegir como hemos de sufrir, si dignamente o miserablemente. ¿Qué se merecen nuestros hijos?

¿Qué imagen estamos dando al mundo? ¿Que la muerte todo lo puede?

Y no importa si no es en estas fiestas que levantemos, por primera vez, una copa en homenaje a nuestros hijos, pero si un día habremos de hacerlo, ¿por qué demorar ese instante, aunque el brillo de nuestros ojos se nuble por una lagrima?

Quizá sea eso lo que ellos esperan de nosotros.

sábado, 4 de diciembre de 2010

VIVIR LA VIDA COMO SE PRESENTA, SIN ESCAPARSE

Vivir la vida tratando de comprenderla tal como es y vivirla con coraje; no escapándose de ella, no ocultándose de ella, enfrentándola con valentía, sea lo que sea, buena o mala, divina o maligna, el cielo o el infierno.


Recordemos que Frankl dijo en una ocasión: “de las cosas que más orgulloso me siento son aquellas que nadie me envidiaría, son los sufrimientos vividos con dignidad”.

En otras palabras, sufriendo cuando el tiempo de sufrir ha llegado, pero sufriendo con dignidad, elevándonos por encima de nosotros mismos, trascendiendo ese sufrimiento y demostrando así uno de los aspectos más humanos del hombre: la capacidad de convertir una tragedia personal en triunfo.

Analicemos esto, tengamos 30 años, tengamos 40 años, tengamos 50 años, tengamos la edad que tengamos, se nos presenta una nueva oportunidad en la vida, vamos a ser una nueva persona, la persona que éramos antes ya no somos, haya sido buena, haya sido mala, haya sido perfecta, haya sido como haya sido, ya no somos más, somos una persona en blanco, pero tenemos la posibilidad de elegir lo que queremos ser y eso no solamente es un desafío, sino que es una aventura, como Renacer fue una aventura.

Entonces, asumamos el desafío y la aventura de ser una nueva persona y elijamos en ese camino entre lo mejor y lo peor, porque podemos decidir, podemos elegir, no somos bebés recién nacidos, comenzamos una nueva vida pero ya con experiencia, ya podemos decir que es el bien, ya podemos decir que es el mal, ya podemos decir que es lo que queremos ser, entonces, a través de esa transformación interior, la muerte de un hijo no va a ser en vano, esos hijos van a ser estrellas fugaces que llegaron a nuestras vidas, nos tocaron, se fueron pero nos transformaron, nos tocaron para cambiarnos, son pocas las veces en que la vida nos da segundas oportunidades.

(Del mensaje de Renacer: En La pregunta sobre el sentido de la vida y en Huerta Grande 2008)

miércoles, 1 de diciembre de 2010

APRENDE A DESPEDIRTE

De RENÉ TROSSERO

¡Lo más triste no es despedirse,

Sino no saber hacia adónde ir...!
¡Y lo más triste no es despedir
Al que parte,
Sino no saber dónde
Y para qué te quedas!

Si toda la vida es un camino,
Y si toda la vida es una búsqueda,
acéptalo, aunque te duela,
Toda la vida es una despedida.
¡Y sólo aprendiste a vivir,
Cuando aprendiste a despedirte!

Y no habrás aprendido
A caminar en libertad,
Buscando lo no alcanzado,
Mientras no te hayas despedido
De lo andado y lo logrado.

La libertad y la valentía que no tienes
Para despedirte
De todo lo dejado y lo perdido,
Son la libertad y la fuerza
Que te faltan
Para seguir andando.

Despídete :
De los padres
Que ya no necesitas,
Y cuida de ti mismo
haciéndote responsable de tu vida.

Despídete:
De los hijos
Que ya no te necesitan,
Y déjalos ser libres.

Despídete:
De lo bueno que viviste,
Sin apegarte al tiempo que pasó,
Por temor del presente
Y el futuro.

Despídete: del mal que cometiste,
Sin atarte con culpas y reproches;
perdonándote a ti mismo.

Despídete: de las ofensas que te hirieron,
Sin esclavizarte en la prisión
Del rencor y la amargura.

Despídete: de los que, muriéndose, partieron,
Para que dejes de esperar su regreso,
Y camines tu camino en la esperanza,
De encontrarte tú con ellos...

Despídete. Deja correr el río de la vida,
llevándose las aguas que estás viendo,
Para que tengan lugar ante tus ojos
Las aguas que no viste todavía,
Y ya están viniendo...