A pesar de todo... Sí a la Vida

A pesar de todo... Sí a la Vida
Te ofrecemos un ámbito cálido y confiable para abrir el corazón,

donde la sinceridad se convierte en actitud esencial.

Un espacio dónde con esfuerzo y paciencia podremos llegar a la aceptación, a reconstruír el vínculo con ese hijo que hoy se constituye como presencia distinta.

Con la esperanza de lograr una vida digna.



sábado, 22 de mayo de 2010

SOBRE LA CULPA

Pregunta respondida por Alicia y Gustavo Berti en el Encuentro por el 20 Aniversario de Renacer – Huerta grande – Córdoba – Septiembre de 2008.


Gustavo

Nos preguntan ¿qué pasa cuando uno tiene el recuerdo y le pesa la culpa de no haber hecho lo suficiente?
La culpa se resuelve, dice Víctor Frankl, a través del cambio existencial, hay una frase muy bonita que dice: “sabrás que el cielo te perdonó cuando no seas la misma persona”.
Entonces, la culpa se licua a través del cambio, cuando nosotros utilizamos ese sentimiento tan molesto para cambiarnos, para decir ya no quiero ser la persona que ha hecho esto, quiero ser otra persona distinta, quiero ser una persona que en el futuro, en lo que me resta de vida, no vuelva a hacer esto jamás, entonces, ya no hay culpa.
Porque si no, fíjense ustedes, una sola equivocación que cometiésemos en la vida estaríamos condenados a perpetuidad.
Si el mensaje de occidente es que no existe la manera de borrar la culpa, pues yo no quiero vivir en ese lugar, porque yo estoy convencido que si yo cambio, yo decido no volver a cometer los mismos hechos que hice, mi culpa se borró.

CON LO QUE A UNO LE QUEDA

Si alguna vez han asistido a un concierto del internacionalmente conocido violinista Yitzjak Perlman, han de saber que salir al escenario no es fácil para él, cuando niño sufrió de polio así que usa unos aparatos en ambas piernas y camina con al ayuda de dos muletas. Verlo caminar en el escenario un paso a la vez, lentamente, es algo impresionante. Camina con dolor pero majestuosamente hasta llegar a su silla. Entonces se sienta, coloca sus muletas en el piso, empuja un pie hacia atrás y extiende el otro hacia adelante. Se agacha y recoge su violín, lo coloca bajo su barbilla, asiente con la cabeza hacia el director de la orquesta y comienza a tocar. El público ya esta acostumbrado a este ritual. Pero ese día algo Salió mal, justo al terminar uno de los primeros compases, una de las cuerdas de su violín se rompió. Se pudo escuchar cómo tronó. El sonido pareció un disparo, no cabía duda de lo que significaba ese sonido. Tampoco cabía duda de lo que Perlman tenía que hacer. Supusimos que tendría que levantarse, recoger sus muletas y salir rengueando del escenario para encontrar otro violín u otra cuerda. Pero no lo hizo. Esperó un momento, cerró los ojos y le dio la señal al director de empezar de nuevo. La orquesta comenzó y tocó a partir de donde se había quedado. Y tocó con tal pasión, tal fuerza y tal pureza… Tocó como nunca. Yo sé, y muchos saben que es imposible tocar una obra sinfónica con sólo tres cuerdas, pero esa noche Yitzjak Perlman se negó a saberlo. Uno podía verlo modulando, cambiando, recomponiendo la pieza en su mente. En cierto momento, parecía como que estaba volviendo a afinar las cuerdas para sacarles sonidos que nunca habían emitido. Cuando terminó había un impresionante silencio en la sala. Y luego la gente se levantó y hubo una explosión extraordinaria de aplausos desde todos los rincones del auditorio, todos estábamos de pie gritando y aplaudiendo, haciendo todo lo posible para demostrar cuánto apreciábamos lo que había hecho. Él sonrió, se limpió el sudor de la frente, alzó su arco para hacernos callar y entonces dijo (no presumiendo, sino con un tono bajo, pensativo, reverente): -SABEN, A VECES LA TAREA DEL ARTISTA ES DESCUBRIR CUÁNTA MÚSICA SE PUEDE HACER CON LO QUE A UNO LE QUEDA.


¡Qué pensamiento más poderoso! Ha permanecido en mi mente desde que lo escuché por primera vez. A veces la tarea del artista es descubrir cuánta música se puede hacer con lo que a uno le queda ¿No es una bella definición de nuestra vida? ¿Para todos los que nos sentimos incompletos, para aquellos que sentimos que no hay más música en nuestra vida? Perlman nos enseña que nuestra tarea es hacer música, primero con todo lo que tengamos y luego, cuando eso ya no sea posible, hacer música con lo que nos queda. También nosotros en algún momento de nuestras vidas, de repente, nos encontramos con una cuerda menos. Pero debemos continuar porque el desafío “es descubrir cuánta música se puede hacer con lo que a uno le queda”. Sufrimos de dolor y lloramos la pérdida de un ser querido y sentimos que se detuvo la música de nuestra vida. Pero en algún momento, no en un día, no en una semana, sino lentamente, a veces dos pasos hacia adelante y uno hacia atrás, algunas veces un paso hacia adelante y dos hacia atrás, debemos comenzar a reaccionar. Debemos volver a recomponer. En estos días de aflicción, recuerden la melodía, concéntrense en ella, escuchen la canción de sus vidas. Háganlo con todo su ser. Escúchenla ahora y lleven el mensaje a su corazón, no sólo como consuelo, sino como una inspiración, para que desde ese recuerdo, desde ese dolor y esa tristeza, podamos encontrar la fuerza y la determinación de continuar con la melodía de sus vidas y las nuestras. Porque el mayor desafío, el principal imperativo, consiste en descubrir cuánta música podemos hacer con lo que nos ha quedado desde que ellos no están más con nosotros.

viernes, 14 de mayo de 2010

¿CÓMO HAGO PARA TRANSITAR EL CAMINO QUE ME OFRECE RENACER?

(Por Alicia y Gustavo Berti)


Luego de todas estas consideraciones estamos en condiciones de responder a una pregunta que en ustedes debe haber estando gestándose desde hace tiempo: todo esto parece muy lindo, ¿Pero cómo hago para transitar este camino que Renacer me ofrece? Pues bien, el camino está en la esencia de Renacer y tiene ojos, voz y rostro: es el hermano que sufre y está frente a mí, pues si todo mi dolor sirve para que un hermano sufra menos, entonces habrá valido la pena de ser vivido. Pero ¿Cómo hacer para sacar a los integrantes de estados de profunda concentración en sí mismo y preocuparse por el otro? Pero la pregunta que aparece ahora es: ¿como si el que sufre soy Yo puedo desapegarme de mi sufrimiento? ¿Cómo puedo trascender mi yo psicológico y ver al sufrimiento como un fenómeno que hace a la esencia de la humanidad, que hace, al decir de Buda, a la Verdad de la Existencia? Ciertamente esto es imposible en la medida en que el ser sufriente permanece aislado experimentando el sufrimiento como existente en él mismo, únicamente en él. Solamente si deja vibrar su corazón en resonancia con otro corazón sufriente, sólo si, como decía Unamuno “Al oírle un grito de dolor a mi hermano, mi propio dolor se despierta y grita en el fondo de mi conciencia”, es decir merced a uno de los fenómenos humanos por excelencia: el servicio por el amor y a través de él la ayuda mutua. Para llevar a cabo esta tarea se debe comenzar por aprender nuevas maneras de comunicación que partan desde lo mejor de cada uno hacia lo mejor del otro, aprender en ese proceso a ver al otro como aquel para quién yo soy el otro. Debemos darnos cuenta que no puede existir grupo de ayuda mutua alguno sin la presencia del hermano que sufre — ¿qué clase de grupo sería si yo fuese el único integrante?— Y lo mejor de cada uno es ese amor que aún tenemos, por nuestros hijos, por la vida, por Dios o por uno mismo, puesto que si los corazones estuviesen secos, sin nada de amor, nadie estaría en grupo alguno. Es entonces, a través de ese amor por el hermano que sufre y que está frente a mí, que podemos darnos cuenta que, en homenaje a nuestros hijos, hemos comenzado a reemplazar el dolor y desesperación por amor. Elizabeth Lukas nos deja la convicción de que “toda persona, aunque psíquicamente sea sumamente contrahecha y acorralada, podrá salvar su alma por la entrega de un poco de amor” Y el amor es humilde, es desapegado y es autorrenuncia, y estas tres características humanas han estado eventualmente ocultas, o aún ausentes en la existencia de muchos de los integrantes de los grupos, y las tres son fenómenos que reflejan la autotrascendencia humana. Hemos llegado así a “descubrir”, desocultar, que la respuesta del hombre al sufrimiento yace en la trascendencia, y se hace evidente una conclusión más: el sufrimiento no puede ser curado, ni resuelto, ni elaborado, el sufrimiento sólo puede ser… trascendido.

miércoles, 12 de mayo de 2010

HAY MUCHO QUE HACER POR NOSOTROS MISMOS Y POR OTROS QUE NOS NECESITAN...

Palabras de Alicia y Gustavo Berti en el Encuentro por el 20 Aniversario de Renacer – Huerta grande – Córdoba – Septiembre de 2008.


Quiero decirles que hoy, en las diferentes charlas, en las preguntas e inquietudes de los papás nuevos, que los papás de Río Cuarto se esmeraron en responder con lo mejor de sí y dieron lo mejor de sí y, por otro lado, el grupo de hermanos que nos enseñó tanto, ¡siempre nos enseñan tanto los hermanos! Cada vez que ellos vienen a las reuniones o los encuentros les agradecemos que estén, porque son aquellos que nos recuerdan que todavía estamos de este lado de la vida y que, por lo tanto, seguramente, hay mucho que todavía tenemos que hacer, mucho que hacer no sólo por ellos, por los que quedan, mucho que hacer por nosotros mismos y por otros que nos necesitan.
El sufrimiento se resuelve a través del servicio, no hay otra manera y todo papá y toda mamá que se encierra en “esto sí… pero esto… o aquello…” “pero yo así o asa…”, etc., sabemos que ese no es el camino.