A pesar de todo... Sí a la Vida

A pesar de todo... Sí a la Vida
Te ofrecemos un ámbito cálido y confiable para abrir el corazón,

donde la sinceridad se convierte en actitud esencial.

Un espacio dónde con esfuerzo y paciencia podremos llegar a la aceptación, a reconstruír el vínculo con ese hijo que hoy se constituye como presencia distinta.

Con la esperanza de lograr una vida digna.



sábado, 26 de marzo de 2011

LA RESPONSABILIDAD FRENTE A LA FAMILIA

Al sufrimiento podemos darle un sentido y sentido es aquello que es bueno para mí, es bueno para los que me rodean y es bueno para la vida.


Si no cumple este triple requisito, es una opción contraria al sentido.

Si alguien, por ejemplo, dice que se sumerge en el trabajo y se pregunta si es bueno para sí, puede ser bueno; ¿es bueno para su familia? no, no lo es; ¿es bueno para la vida? ciertamente que no.

Entonces es una opción contraria al sentido.

Cuando se elige, hay que pensar si esto que voy a hacer es bueno para mí, si va a ser bueno para mi familia y si tiene valor para la vida; si es así lo hago, si no, no.

¿Cuál es la tarea a cumplir para un padre que perdió un hijo?

Su tarea es preservar la familia, preservar los hijos y preservarse a sí mismo.

Esa es la tarea que voy a encarar con coraje, la voy a encarar con aceptación del destino que no puedo cambiar.

¿Cómo hace una persona de coraje para enfrentar algo? ¿Lo enfrenta de costado, por abajo, o de frente? De frente, ¿verdad? así llegamos al concepto de coraje.

Debemos vivir con lo que se llama fe absoluta, que no es fe en algo o en alguien, pues el algo o el alguien siempre nos defrauda.

La fe absoluta se refiere a un conocimiento de la realidad enfrentándola con coraje, con aceptación del destino y con un compromiso total y absoluto de la tarea a realizar.

Esa es la fe absoluta del hombre: Coraje, aceptación del destino y compromiso total con la realidad y la tarea a cumplir

Y estén seguros que el resultado se va ver.

El papá tiene que tener una actitud positiva, tiene que caminar por la vida con dignidad.

Cuando perdemos un hijo estamos como un barco a la deriva en medio de una tormenta que nos arrastra para cualquier lado y nosotros no sabemos para donde vamos y lo primero que necesitamos para no encallar es un faro, algo que nos indique donde está la costa.

Bueno, los papás tienen que ser los faros, porque los otros hijos van a estar en el mismo mar embravecido en busca de un faro y los abuelos van a estar en el mismo mar y también necesitan un faro.

Si alguien no toma el papel de faro todo se hunde.


 

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