A pesar de todo... Sí a la Vida

A pesar de todo... Sí a la Vida
Te ofrecemos un ámbito cálido y confiable para abrir el corazón,

donde la sinceridad se convierte en actitud esencial.

Un espacio dónde con esfuerzo y paciencia podremos llegar a la aceptación, a reconstruír el vínculo con ese hijo que hoy se constituye como presencia distinta.

Con la esperanza de lograr una vida digna.



domingo, 21 de marzo de 2010

LA VIDA SIEMPRE NOS VA A DESAFIAR.

“La vida nos sorprende continuamente y cuando creemos que ya hemos aprendido todo, tenemos que seguir aprendiendo y cuando creemos que ya no nos vamos a volver a caer, porque ya tuvimos la máxima caída, nos volvemos a caer; lo que pasa es que Renacer también nos enseña a levantarnos una y mil veces y todas las veces que sean necesarias.

Cada situación difícil y dolorosa que vivamos, y que van a ser muchas, porque ésta no es la última, estamos seguros que es la peor pero no es la última y cuando uno cree que no tiene más reservas de fuerzas, parece mentira pero aparecen, es una fuerza infinita.
Tenemos un mecanismo que nos defiende en las crisis existenciales y ese mecanismo es la fuerza indómita del espíritu, que puede emerger ante una crisis, si le damos la oportunidad de que emerja.
El Mensaje de Renacer lo que hace, realmente, es despertar la fuerza indómita del espíritu de cada papá cuando entra a Renacer.
El desafío para nosotros, no es lamentar lo perdido, sino encontrar los nuevos caminos que se abren a partir de esa pérdida; nuevos caminos de esperanza, de amor, de solidaridad, de compasión, de tratar de ser mejores; ese es el desafío al que nos enfrenamos todos los días de nuestra vida.
Todo depende realmente de la actitud nuestra, de cómo nosotros vivamos cada día de nuestra vida, de cómo nos enfrentemos a cada día que la vida nos presenta.
Debemos levantarnos con renovada fuerza y capitalizar cada una de estas experiencias difíciles y dolorosas que nos pasen y vivir la vida emergiendo cada vez como seres más fuertes, más compasivos, más generosos.
Es como esos barriles sin fondo, cuando uno cree que no tiene más reservas las fuerzas aparecen, nos vienen de arriba y pasan a través nuestro, no tenemos un caudal definido y finito de fuerzas, es un caudal infinito para siempre, ¡sí, es para siempre!
De modo que no achicarse frente a la vida, no hay que achicarse y no hay que perder la sonrisa y no hay que perder las ganas de vivir.
Eso lo tenemos que demostrar cada día de nuestra vida en todo, en donde nos movamos, en nuestras actividades diarias, seamos verdaderos padres que hemos entendido el mensaje.
No digamos en Renacer es una cosa y afuera en el mundo es otra, no, yo soy la misma persona, dentro de Renacer y afuera de Renacer.
Significa un gran desafío, renunciar a muchas cosas, pero, por sobre todo, significa renunciar a mis emociones que son encontradas, violentas, opuestas, renuncio al dolor desesperado, pero para que haya un acto de renuncia, sólo se puede renunciar a algo por algo más elevado, algo que de por sí, contenga un sentido a esa renuncia que es el amor por los hijos, por los hijos que no están, por los hijos que están que nos reclaman, por la vida y por nosotros mismos.
Podemos observar que aun frente repetidas crisis, o ante repetidos desafíos de la vida, seguimos encontrando fuerza; una prueba de eso son los padres que pierden más de un hijo, esos padres nos muestran, sin lugar a dudas, que el caudal de fuerza, la capacidad de respuesta del hombre es inagotable, la capacidad de repuesta del ser humano ante los interrogantes de la vida, es y será siempre inagotable.
Como seres únicos e irrepetibles que somos merecemos vivir una vida plena de sentido, y nuestro desafío yace en descubrir qué tarea la vida aún nos reserva.
Nadie puede vivir nuestra vida por nosotros, el grupo puede sostenernos, apoyarnos, amarnos y guiarnos para encontrar nuestro propio camino, pero no puede cargar nuestra cruz individual.
Nuestra oportunidad se encuentra en la forma en la que llevamos nuestra carga. Saber que nuestro sufrimiento puede tener un sentido nos ayuda a darnos cuenta de la oportunidad de crecimiento personal y espiritual inherentes al sufrimiento, haciéndolo más dulce y fácil de llevar.
El Mensaje de Renacer, al ayudar al hombre a tomar conciencia de su responsabilidad, lo lleva al máximo despliegue posible de la fuerza indómita del espíritu para asumir el sufrimiento; la conciencia vaga de responsabilidad se convierte en la conciencia específica de misión, en la noción de su ubicación dentro del mundo con una tarea personal muy concreta.
Estamos ahora en condiciones de requerirle a ese hombre sufriente que frente a su igual en la tragedia, se haga las preguntas que fueran planteadas por el Rabino Hillel 70 años antes de Cristo: ¿Si no lo hago yo, quién lo hará?; ¿Si no lo hago ahora, cuándo lo haré?; ¿Si lo hago sólo por mí, entonces qué soy yo?
Nada hace al hombre más capaz de superar su sufrimiento como la experiencia vivida de tener una misión especial en esta vida.”

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