A pesar de todo... Sí a la Vida

A pesar de todo... Sí a la Vida
Te ofrecemos un ámbito cálido y confiable para abrir el corazón,

donde la sinceridad se convierte en actitud esencial.

Un espacio dónde con esfuerzo y paciencia podremos llegar a la aceptación, a reconstruír el vínculo con ese hijo que hoy se constituye como presencia distinta.

Con la esperanza de lograr una vida digna.



domingo, 11 de abril de 2010

LA MUERTE DE UN HERMANO

(Por Mauricio Rivera)
Es muy difícil hablar y mucho más escribir sobre el dolor más grande que puede embargar el corazón de un ser humano: la muerte de un ser querido.


Cada uno de los que estamos aquí, compartimos una pena en común, la muerte de un ser querido, un hermano… Cada uno de nuestros hermanos, en su paso por esta tierra, ha dejado un legado inolvidable para cada uno de nosotros, cada uno a su manera, única e irrepetible… Pero sin lugar a dudas han sido para nosotros un hermano/a ejemplar, lleno/a de amor, un amigo incondicional.

El Dr. Bianchi define el duelo como: “el proceso normal que sigue a la pérdida de lo inmensamente querido.”

Sin quererlo ni esperarlo hemos entrado a un proceso del que muy difícilmente saldremos por nuestros propios méritos y fuerzas. Un proceso lleno de altibajos, un camino incierto, que es producto de la pérdida que hemos experimentado. Pero que demanda una participación activa de nuestra parte, ésta expresada por aceptaciones y cambios personales, hay que tener muy en cuenta que para éste no existe un tiempo cronológico pre-fijado y que sería un grave error caer en un letargo, en una pasividad esperando que el tiempo nos dé una respuesta.

Don Gustavo Berti nos dice que lo importante no es el tiempo que pasa, sino que lo que hacemos con ese tiempo es lo que verdaderamente importa.

Por otra parte “Víctor Frankl sostiene que al hombre se le pueden arrebatar todo, salvo una cosa: la última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias para decidir su propio camino”

La vida nos ha abierto una nueva brecha, nos ha marcado un nuevo camino por el cual orientar nuestra vida. Un camino, difícil, áspero, un nuevo escenario donde continuar con nuestras vidas que nunca será transformado en un jardín de Rosas, pero es posible trascender esta situación de penumbras e incertidumbre.

Renacer, es un grupo de mutua ayuda, orientado a tratar de logar, que ese valle de penumbras, áspero y difícil, sea cada vez un poco más transitable, basados en la mística y accionar de la logoterapia.

De manera personal considero que Dios también es parte fundamental de este proceso de duelo. Tener la certeza que si Dios ha permitido esto, el también nos dará la fortaleza, las armas y herramientas para soportarlo, citó unas palabras de la sagrada Escritura: “Pero Dios no les puede fallar y no permitirá que sean probados sobre sus fuerzas” I Cor. 10, 13.

Para ir finalizando quiero citar de nuevo a Víctor Frankl con las siguientes palabras: “El Amor trasciende la persona física del ser amado y encuentra su sentido más profundo en el ser espiritual del otro, en su yo íntimo”

Es decir el amor que tenemos por cada uno de nuestros seres queridos, es el que nos hace trascender las fronteras del dolor y poder elegir que clase de duelo vivir, teniendo siempre presentes que ellos no se han ido de nuestro lado, mientras los recordemos y amemos estarán dentro de nuestro corazón y de ese lugar, ni la misma muerte nos lo pueden arrancar.

Quiero terminar con este poema que en lo personal me llena mucho,:

Lo que la muerte no nos puede quitar

La muerte ha tendido su sombra sobre este hogar,

Y nos ha entristecido profundamente.

Una voz se ha callado, un corazón se ha detenido,

Se ha ido la risa, la alegría se ha escapado.

El calor y la luz de la presencia del ser amado se ha desvanecido.

La cadena del amor ha perdido un eslabón vital.

La muerte se ha llevado un tesoro; y ha raído dolor, soledad y pena.

Y sin embrago hay tanto que la muerte no puede alcanzar,

Tanto sobre lo que no tiene dominio.

No nos puede quitar nuestro pasado:

Los años, los sueños, las experiencias que compartimos,

No nos puede quitar el amor que conocimos;

Porque está hilado al tapiz de nuestras vidas.

Continuaremos apreciando las lecciones que aprendimos,

Nos aferramos a la Sabiduría que continúa viviendo.

Siempre amaremos lo que hemos conocido.

La muerte no nos puede quitar nuestra confianza.

Dios nos dará fuerzas para soportar lo que debemos enfrentar.

No nos puede quitar el sostén de nuestra esperanza.

De que la oscuridad será vencida por la luz y las heridas sanarán.

La muerte no nos puede quitar la fe consoladora.

En que para Dios cada alma es preciada; ninguna se pierde.

Así, aún en la tristeza, te agradecemos, Dios, por nuestros recuerdos y nuestras esperanzas, por nuestra confianza y nuestra fe.

Porque creemos que éstos nunca se perderán.

La muerte no nos puede quitar esto y mucho más

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