A pesar de todo... Sí a la Vida

A pesar de todo... Sí a la Vida
Te ofrecemos un ámbito cálido y confiable para abrir el corazón,

donde la sinceridad se convierte en actitud esencial.

Un espacio dónde con esfuerzo y paciencia podremos llegar a la aceptación, a reconstruír el vínculo con ese hijo que hoy se constituye como presencia distinta.

Con la esperanza de lograr una vida digna.



viernes, 9 de abril de 2010

UN HERMOSO RELATO PARA COMPARTIR

Un aporte de Silvia, mamá del grupo Renacer Esperanza ¡Gracias!

"NAVEGANTES"


Hace un tiempo me llegó un escrito en el que se refería a los seres humanos como navegantes en las aguas de la vida. Me pareció que esta imagen podía servir para graficar un poco más, este viaje en el que nos embarcaron nuestros seres queridos que partieron, y en el que cada uno de nosotros va trazando su propia ruta. Si queremos llegar a buen puerto, es importante fijarnos metas, y así no sentirnos como una embarcación a la deriva del sufrimiento y los recuerdos que nos atormentan, sin saber hacia donde avanzar. Contamos para esto, desde lo interno, con nuestra propia esencia, es decir con todos los recursos propios, que no siempre sabemos valorar y aprovechar. Desde lo externo, una de las posibilidades es Renacer. Cuando estamos debilitados porque el dolor es muy intenso, nuestra barca es llevada por la fuerza de los vientos y las corrientes, sintiendo como que un fuerte imán nos arrastra hacia el pasado. Algunos, a veces, pueden en medio de la tormenta, olvidar el sentido del viaje. Otros, con mucho coraje, se atreverán a enfrentar temerariamente los desafíos. Están también los que buscan mares más tranquilos, aguas calmas donde dejarse mecer, pero sin rumbo fijo y a la deriva. Y en este viaje imaginario, hay embarcaciones con tripulación de apoyo, y hay navegantes que, desde la experiencia vivida, están deslizándose por los mares, haciéndonos saber que no estamos solos y que tenemos donde buscar ayuda. La búsqueda de todos, en definitiva, es un mismo destino: de paz interior y amor, donde encontrarle un nuevo sentido a nuestras vidas.

Al principio del duelo pensamos que somos navegantes aislados, hasta que nos damos cuenta que esto no es así, que hay otros marinos alrededor para participar juntos de este viaje. Nuestro ser permanece en un estado de confusión y de sentimientos encontrados. Podemos quedar varados en esta etapa y aún mas, echar anclas, tener la vivencia de haber perdido nuestra capacidad de amar y de disfrutar de la vida. Pero hoy nos atrevemos a afirmar con certeza, aunque a alguno de ustedes les parezca imposible en este momento: que en la medida que nos lo proponemos y decidimos querer estar mejor, esto se puede lograr. Lo van a escuchar permanentemente de los compañeros de grupo que ya lo han experimentado. Y si elegimos avanzar, debemos saber pedir ayuda cuando lo necesitamos, perdonarnos y perdonar, manifestar no solo la tristeza, y las broncas sino también los momentos buenos, aunque sean fugaces. Cambiar el "no puedo", por "lo voy a intentar", aunque más no sea en las pequeñas cosas, y poco a poco irnos atreviendo cada vez a más. Y cuando a través del compartir, por ejemplo, podemos comenzar a brindar ayuda a quienes la necesitan, o llevar información y energía de un lugar a otro, es que se va disipando la bruma que nos impedía ver mas claramente el objetivo. Es cuando ayudamos, que estamos en una ruta más veloz y más gozosa. Tenemos la posibilidad de valorar que al cambiar nuestra visión de la vida, al no juzgar ni competir; al no enfrentar y si, abrazar en el afecto, aún en las diferencias, al otro; y al dejamos abrazar por él, nos volvemos más concientes del amor, y es lo que nos va marcando el rumbo.

Así, nos seguimos enriqueciendo con los logros obtenidos en el devenir de este difícil aprender a vivir sin ellos. Para poder llevar a buen término el logro de este aprendizaje desde Renacer, es importante el compromiso que asumimos con nosotros mismos, con los demás y con el trabajo que ello implica. Porque el sufrimiento es uno de los aspectos de la vida más difíciles de sobrellevar, pero está en cada uno de nosotros la decisión de que calidad de vida queremos, para lo cual buscaremos los puertos que nos permitan alcanzar nuestro propósito.

Por el sufrimiento seremos mejores o peores personas, pero ya nunca seremos los mismos que antes, la elección es solamente nuestra. Uno siempre elige, no se puede no elegir...

A veces en este proceso de crisis existencial, nos tienta el deseo de renunciar a todo aquello que es justamente lo que más necesitamos. A eso lo llamo "sabotearnos". Es lo que a menudo sucede con la fe, dicen que tener fe es esperar con esperanza, son creencias no certezas, y en esto también podemos elegir en que queremos creer. Rechazar la fe significa de alguna manera ponernos a merced de nuestros miedos. Tarea ineludible: aprovechar todo lo positivo y ponerlo en práctica, de nada sirve solo declamarlo.

La decisión es nuestra. Podemos valorar solo lo que nos falta, o podemos optar por valorar también lo que sí tenemos, por ejemplo nuestra propia vida. Y la podemos vivir plenamente en la medida que nos lo propongamos, con todo lo que ella implica, con alegrías y tristezas, como se vaya presentando. Tratando de aprender cada día mas, de hacernos menos preguntas que sabemos que no tienen respuesta, viviendo lo mejor que podemos, sabiendo que también debemos tenemos paciencia, que la paz que necesitamos no se logra mágicamente, sino que es un trabajo interior diario y permanente. No es fácil pero se puede hacer.

Dice Víktor Frankl que nada puede ayudar mas a una persona a superar o soportar los pesares, que la conciencia de tener una tarea en la vida.

Sabemos que es mucho lo que todavía podemos hacer por nuestros amores que partieron, rezándoles, enviándoles desde el corazón todo nuestro amor, y sobre todo trabajando para ser mejores personas. ¿No les parece que esto solo es en sí mismo un gran proyecto? Es en el comprometemos en una actitud activa ante lo que nos sucedió, es en lo cotidiano de cada día, que está nuestro trabajo. Poder pedir ayuda cuando lo necesitamos, el llamado telefónico que hacemos o la lectura puede ser un bálsamo a nuestro dolor. Es también en el instante que podemos tenderle una mano quien lo necesita, porque sabemos lo que se siente, y lo comprendemos, que nos olvidamos de nuestro propio dolor trascendiéndolo, para pensar en el del otro, y avanzamos, para sin culpas, volver a disfrutar de las cosas lindas que tiene la vida. Y en ese camino que transitamos todos juntos dentro de Renacer, encontramos que para algunos el grupo es un proyecto en sí mismo; y para otros es el generador de su propio proyecto individual.

La felicidad es a veces una bendición, pero por lo general es una conquista.

Amor, entrega, sentir, conocernos, crecer; cuando nos lo permitimos se produce un intercambio tan intenso que es el mejor estímulo para seguir adelante diciéndole "Sí a la vida a pesar de todo".

Graciela Canteros

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